Xandra  Romero
Nutricionista
OSASUNA

Día Mundial del Agua: y tú, ¿lo tienes en cuenta?

El pasado 22 de marzo se celebró el Día Mundial del Agua, al que este año se le asignó el lema "Agua para la paz". Aprovechando el momento, la dietista-nutricionista de 7K recuerda la importancia de su consumo para nuestra salud.

El Día Mundial del Agua se celebra con el objetivo de concienciar acerca de la necesidad de proteger este bien tan preciado que nos dio y nos da literalmente la vida. A pesar de que como sociedad estamos más pendientes de la grasa, el azúcar o los superalimentos de moda, el agua, a la que no le damos la importancia que merece, tiene un papel mucho más relevante que estos en el mantenimiento de nuestro estado de salud. Y es que, a pesar de no estar considerada un nutriente como tal, su importancia para el mantenimiento de la vida, así como el hecho de que debamos ingerirla en cantidades considerables, nos lleva a considerarla como un nutriente más.

Además, el agua es con diferencia uno de los componentes mayoritarios de nuestra composición corporal, llegando a ocupar dos tercios de nuestro peso. Esto resulta en lo que serían unos 40 litros de agua formando parte de un cuerpo de 70 kg, aunque con cierta variabilidad entre mujeres y hombres. De este total, alrededor de 25 se encuentran dentro de las células, 9,5 alrededor de ellas sirviendo como medio de comunicación entre las mismas y más o menos el 8% de la cantidad total forma parte de la sangre. Esto último es importantísimo, pues debe mantenerse estable en esa cantidad para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. El agua que está fuera de la sangre forma parte del “líquido de reserva” del que dispondríamos para reponer o absorber el exceso de agua de la sangre en caso necesario.

Así pues, tanto el agua como elemento y el estado de hidratación adecuado, son cruciales para disfrutar de buena salud, así como para practicar actividad física y recuperarse después de la misma. Tanto es así que, en condiciones normales, si el cerebro y los riñones funcionan correctamente, el organismo puede afrontar cambios extremos en el consumo del agua manteniendo el volumen sanguíneo y la concentración de las sales minerales disueltas en la sangre (sodio, potasio, calcio, etc). Sin embargo, ante determinadas situaciones que no son poco usuales, podemos deshidratarnos si no bebemos la cantidad de agua suficiente, como en el caso de vómitos o diarrea intensos o sudoración excesiva debido al ejercicio intenso y/o temperaturas elevadas.

Y es que, más allá de la presencia de enfermedad, muchas personas habituadas o no a la práctica deportiva, no son conscientes, por ejemplo, de que la sed no es buen biomarcador de hidratación, porque es estimulada ante una deshidratación significativa ya instaurada. La deshidratación también es una de las causas de la fatiga durante el ejercicio físico más comunes. No reponer las pérdidas de agua y sales minerales adecuadamente tras el ejercicio, algo también muy usual, provoca mayor riesgo de lesiones y puede afectar la salud e incluso la vida de la persona.

Así pues, dada la suma importancia de este “nutriente”, no está de más no solo concienciarnos con mantener y proteger el agua como elemento, sino también con la importancia que tiene para nuestra salud mantener la buena costumbre de preocuparnos por estar bien hidratados.