Hoy en día, la especialización temprana es uno de los grandes problemas que se dan en la población infantil, pues en muchos casos los padres y madres quieren crear grandes figuras deportivas.

La especialización temprana es la concentración en un solo deporte. Según recogía un artículo científico (“Reider” 2017), los niños y las niñas deben pasar por un período que les permita experimentar diferentes deportes y reducir la práctica de ellos hasta concentrarse en un deporte específico durante la adolescencia. La especialización deportiva debe ser parte de un proceso progresivo de maduración del niño, determinado por sus propios intereses y motivaciones y no dictado y controlado por los adultos.

Durante la niñez, el entrenamiento deportivo se debe enfocar en las actividades coordinativas, las cuales constituyen la base técnica. Las anteriores capacidades se pueden mejorar de manera rápida y eficiente durante la niñez. En cambio, las capacidades condicionales, tales como la fuerza, resistencia, velocidad y flexibilidad no se pueden mejorar a esta edad en la misma medida como las capacidades coordinativas.

Respecto al aspecto psicológico y de la teoría del entrenamiento, se debe evitar una especialización temprana en el deporte con niños y niñas para no causarles distintos daños. Desde lo psicológico, una alta exigencia temprana de rendimiento deportivo no garantiza el éxito deportivo. Además, en algunos casos, tiende a generar fracasos en menores con carreras deportivas prometedoras.

Por lo tanto, es importante que los niños y las niñas realicen diferentes actividades deportivas, ya que esto les llevará a desarrollar diferentes capacidades motrices. Del mismo modo, es necesario que convivan en distintos entornos y en diferentes situaciones, pues esto les ayudará a crecer personalmente. Sin embargo, los padres y las madres tienen un papel primordial, debido a que tienen que ayudar a sus niños/as a crecer adecuadamente para evitar que estos dejen de hacer deporte en el futuro.