30 MAY. 2015 Reeditados los dos discos de Los Bichos, avanzados a su tiempo En los ochenta, el navarro Josetxo Ezponda experimentaba con bandas como Tensión y Neon Probos. En 1987, con el punk y el RRV en la cresta, creaba Los Bichos. Más atrevidos que el punk. Empordà moría el 16 de abril de 2014 de manera inesperada. Oihuka conmemora su recuerdo reeditando «Color hits» y «Los Bichos in bitter pink», dos piezas maestras. Pablo CABEZA BILBO Un día de abril de 2013 tornó oscuro y doloroso con la noticia de la muerte de Josetxo Ezponda en su casa de Burlata. Ese día tocó recordar más su persona que su música, en lo posible. Hoy es día de recuperar el sonido de sus dos primeros discos: “Color hits” (1989) y “Los Bichos in bitter pink”, dos piezas maestras de la historia del rock vasco y adelantados a su época. A tal punto que escuchadas de nuevo (con la consiguiente remasterización) no es que suenen actuales, sino hasta avanzadilla de un posible tipo de rock. Es cierto que Ezponda no inventó nada, que bandas como Scientics, Johnny Thunder, Lou Reed, Suicide, Beasts of Bourbon, Mink DeVille, Television, The Cramps... no hicieran, pero él tuvo la habilidad de fijarse en sonidos lejanos para el entorno de aquellos años, mediados los ochenta, y darles un giro, que Ezponda, y gracias también a sus compañeros de viaje, personalizó de manera admirable. Ezponda se preparó en formaciones juveniles como Tensión, Neon Probos y Flores Muertas. Llegó a Los Bichos con una juventud arrogante, henchida y dispuesta a ser una flor entre litros de botellón. Lo paradójico del asunto es que su primer disco lo graba con un sello orientado principalmente hacia el punk del momento, Oihuka, con los hermanos Goñi al frente. Ellos se atrevieron con “Color hits” y es posible que hasta no les saliera mal, ya que sin tocar en festivales, Los Bichos frecuentaban pequeños locales semana tras semana, siempre con un centenar de seguidores para cada bolo. De hecho, su apuesta descolocante satisfacía a muchos seguidores del punk-rock de la época. En realidad, todo aquel que cultivaba una cultura musical amplia y seguía la actualidad, caía dentro de las canciones del cuarteto. Josetxo era los Bichos, sin él no habría habido proyecto, pero Asio, al bajo, era tan apuesto y magnético como Josetxo, y Txarly, guitarra, tocaba con una clase, técnica y buen gusto muy por encima de la mayoría de guitarrista de la época fuesen del estilo que fuesen. Fermín, le pegaba también con estilo a su batería. Josetxo aportaba, no obstante, el grueso: la línea a seguir, las letras, la imagen, la composición y algunos detalles de guitarra de músico sólido y beligerante. El detalle podría parecer crematístico, pero Ezponda también era único con su caligrafía, por lo que su hábil pluma escribía títulos, portada, textos, hojas de promoción... La mayoría de las veces en color rosa, su preferido. “Colors hits” se reedita con tres bonus correspondientes al single “Anita latigazo”. “Los Bichos in bitter pink” respeta el original en doble cedé y ambos se remasterizan. Este segundo álbum, fue una obra aún más avanzada que su disco debut, un vaciamiento absoluto de Ezponda, quien, sin embargo, apuntaba que el disco podría haber sido triple por el número de temas que tenía compuestas. El primer disco fue obra y empeño de Patxi y Marino Goñi y su sello Oihuka. Para la apuesta del segundo, Oihuka ya era parte de Elkar, que siguió creyendo en esta peculiaridad de la historia del rock vasco. Del primer álbum, cuya imagen se puede ver abajo, a la izquierda aparece la cara de Fermín Belloso, quien años después sería una víctima del sida. Arriba con sombrero se muestra Txarly, quien, aún con sus problemas, no dejó de ser un guitarrista notable, sutil y enrevesado si la ocasión lo requería. Abajo de él, la reedición nos recuerda a Alfono Asio, un músico que tras pasar largas temporadas en granjas de rehabilitación, fallecía años después en Gasteiz víctima de la heroína. Asio era un gran bajista y compositor, cuidaba su imagen como Josetxo y, además, era un encanto de persona. En el momento de su muerte intentaba sacar adelante su propio proyecto, en Munster quedó grabada alguna pieza que mostraba su seducción. Tuvimos la ocasión de mantener largas charlas telefónicas y correspondencia desde sus diferentes lugares de reposo y cura. Y fue un placer inolvidable conocerle por dentro, a él y a su compañera.. Josetxo era un poco más reservado, quizá la distancia que debía de colocar un líder hacia los demás. Pero siempre educado y cordial. Tras la caída de Los Bichos su discografía tuvo momentos brillantes, pero también puntos irregulares. Quedó claro que la desaparición de Los Bichos y el paso de los años le pasaron factura. Aún fallecería otro miembro posterior de Los Bichos, el batería Jesús Suinaga, que fue batería de Cancer Moon. Suinaga tocó en el segundo disco. Se manejaba como un maestro. Posteriormente trabajó como técnico de sonido. Single homenaje Jaime Cristóbal es uno de los músicos mejor preparados de Euskal Herria. Cuando se despedían Los Bichos él empezaba con Ritual de lo Habitual, posteriormente su carrera ha sido prolífica y singular. Souvenir es su última apuesta junto a su compañera. El dúo está ausente desde hace años, pero no ha habido despedida. Cristobal conoció a Ezponda en su etapa más dispersa, pero como admirador de todo su trabajo y en homenaje a la historia que dejó, preparó un single en vinilo para el primer aniversario del fallecimiento. Cuatro músicos navarros, compatibles musicalmente con el espíritu e influencias del músico de Burlata, le dedicaron cuatro canciones. Ellos fueron Roberto C. Meyer, J’aime (una de las formas artísticas de Jaime Cristóbal), Germán Carrascosa y Jon Ulecia, quizá el más Bicho. «Cuando murió se organizaron algunas cosas –comenta Cristóbal–, principalmente un concierto, pero salvo Jon Ulecia el resto no pudimos participar por distintas circunstancias. La selección de grupos y de canciones que se interpretaron no dejaron muy contentos a la mayoría de fans de Los Bichos, aunque la intención de recordar a Josetxo fuese totalmente loable. Pero me fastidiaba que la cosa se quedase ahí, con ese sabor agridulce y de incomprensión que tanto rodeó a Josetxo en su vida. Así que se me ocurrió algo muy personal, aprovechando que desde años tenía pensado grabar una versión de “Wishin' shift” en clave country. Partiendo de esa idea pensé en otros tres amigos y excompañeros de aventuras musicales que creía yo que podían hacer versiones interesantes de las canciones de Josetxo. Los cuatro somos de la generación posterior a la de Josetxo (10, 15 años menos) y me parecía que igual que en el concierto homenaje le habían rendido tributo principalmente gente de su quinta, los que de alguna forma fuimos discípulos suyos le debíamos algo también». Jaime Cristobal continúa: «Su propuesta musical la viví siempre radicalmente como fan. Le conocí después, a raíz de colaborar preparando alguna canción de 'A glitter cobweb' [álbum en solitario de Josetxo como El Bicho], pero nunca quise intimar demasiado con él, por temor a estropear mi visión de fan a artista, que es algo muy frecuente. Algo en mí hizo clic cuando escuché 'Shadow girl' [primera canción de ‘Color hits’] en la radio en 1989. Respecto al periodo preferido por este fino, culto y técnico guitarrista apunta: «Es jodido de responder, porque la época del primer disco está rodeada de la excitación de un debut, y de un descubrimiento tan colosal como que esos cuatro tipos venían de mi ciudad y hacían canciones tan distintas, tan alucinantes, con tanto desparpajo y elegancia, y en castellano o inglés, según les apetecía... Pero la del segundo disco, a pesar de estar rodeada del sentimiento contrario, de algo que se moría por inanición vital, discográfica, de incomprensión, nos trajo algo que era un verdadero terremoto de belleza y suciedad. El disco está en otra liga respecto a ‘Color hits’, pero los singles de este son ,de alguna forma, insuperables». Jaime Cristóbal apostó por la fórmula del crowfunding para lanzar el ep “Así que esto es el fin...? Cuatro canciones para Josetxo”, además editó una casete en rosa y en edición mínima. El resultado, –agotado desde hace tiempo–, deja un legado de cuatro implantes “bichos” revisados con devoción. Incluye, además, hoja interior con abundante información. CROWFUNDING«Es curioso el efecto sicológico que tiene. Un disco ya fabricado cuesta mucho que la gente se anime a comprarlo, pero ese mismo disco como proyecto en el aire, de alguna forma te mueve algo por dentro que te impulsa muchísimo más», Jaime Cristóbal. ADELANTADOJosetxo Ezponda fue un músico adelantado a su época. Trasladó a Los Bichos el sonido del rock alternativo internacional más crudo y subterráneo. Su dos primeros discos siguen vigentes tanto por sonoridad como por las remasterizaciones de Oihuka.