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CRÍTICA «Terminator: Génesis»

Atrapados en un bucle espaciotemporal sin salida


Una producción que ha costado más de 150 millones de dólares tiene que arrasar en taquilla, porque no le queda otra. En cuanto esas cifras no se alcanzan o no llegan a cuadrar según lo esperado, surgen las dudas en el estudio que hay detrás. Paramount no ve claro el futuro de la franquicia “Terminator”, debido a que la quinta entrega, la del relanzamiento, no está funcionando como para generar el interés del público mayoritario por nuevas entregas. Los ejecutivos y analistas de Hollywood están ahora valorando si el lanzamiento en los Estados Unidos el día de la fiesta nacional del 4 de julio fue adecuado o no, en lugar de preguntarse por la verdadera entidad del producto.

Lo que quiero decir es que nadie va a plantearse si desde el punto de vista argumental son viables más continuaciones de una historia que ya se agotó con las dos primeras entregas, ya que solo van a mirar al resultado de cuentas. Y, por una vez, las cifras de la recaudación, a mi modo de entender, son indicativas del rechazo a una fórmula tan reiterativa, por más que nos vengan con el cuento de que las generaciones de espectadores se van renovando, y que hay todavía quien no conoce el material original. De ser eso así, la factoría del cine viviría en el día de la marmota, haciendo una y otra vez la misma película.

Dicho estancamiento se hace explícito con el recuperado protagonismo de Arnold Schwarzenegger, obligado a repetir la misma caracterización que inauguró hace 31 años. Es un doble error, tanto por parte de los responsables del proyecto como por la del propio actor, que al no encontrar un vehículo para reavivar su carrera ha optado, ya a la desesperada y con la ayuda de los efectos digitales, por rehacer aquella biomáquina otrora futurista, del T-800.

Tan discutible decisión únicamente ha sido aplaudida por James Cameron, deseoso de autohomenajearse a cuenta del eterno retorno a su creación.