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CRISIS MIGRATORIA EN EUROPA

Entre 6.000 y 8.000 refugiados llegan a Serbia en un solo día

Serbia se enfrenta a una oleada masiva de refugiados, la mayoría afganos. En solo 24 horas llegaron entre 6.000 y 8.000 a varias localidades serbias tras cruzar Macedonia, que permitió la entrada y tránsito de miles de personas tras días de tensión en los que el Ejército macedonio llegó a emplear granadas ensordecedoras y gases lacrimógenos.


Entre 6.000 y 8.000 refugiados llegaron ayer a la localidad serbia de Presevo, situada a ocho kilómetros de la frontera con Macedonia. No muy lejos de allí, en la aldea de Miratovac, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), junto al Gobierno serbio, ha establecido un centro de acogida, desde donde distribuye comida y agua. «Nos hemos visto obligados a crear aquí en Miratovac un nuevo centro de recepción de refugiados, además del de Presevo. Aquí hay ya más de 5.000 personas. Estimamos que también en los días venideros llegarán refugiados con igual intensidad», dijo el ministro de Defensa serbio, Bratislav Gasic.

Aseguró que Serbia «no impedirá la entrada de los refugiados en el país, como tampoco su salida». En ese mismo sentido se pronunció el titular de Interior, Nebjosa Stefanovic, quien reiteró que «Serbia seguirá siendo una buena anfitriona de los inmigrantes, como en meses pasados. Les ofrecemos un primer auxilio, medicamentos y todo lo que necesitan, para que descansen y prosigan el camino».

El ministro de Trabajo, Empleo y Asuntos Sociales, Aleksandar Vulin, precisó en declaraciones a la cadena pública RTS que unas 2.000 personas transitan diariamente por el país y pidió ayuda a la UE.

«El destino de la gran mayoría es Alemania y Suecia, donde tienen ya a sus comunidades, parientes y amigos», explicó, por su parte, Mirjana Milenkovski, portavoz de ACNUR en Serbia.

El sábado, más de 1.500 personas atrapadas en una «tierra de nadie» entre Grecia y Macedonia durante tres días cruzaron la frontera tras superar los cordones policiales y en medio de un caos de gritos y golpes. Entre el jueves y el sábado, Macedonia declaró el estado de emergencia y desplegó fuerzas policiales. Llegó a prohibir durante 24 horas el paso de los refugiados, pero la tensión creció al máximo hasta el estallido del sábado, cuando cientos de personas, muchas de ellas mujeres y niños, se abalanzaron sobre los cordones policiales y consiguieron atravesarlos.

«Puede parecer que los incidentes de la última crisis han acabado desde que la situación en la frontera permanece tranquila, pero cientos de personas, entre ellas familias, mujeres embarazadas y niños pequeños, que han cruzado a Macedonia, se enfrentan ahora a un futuro incierto», advirtió ayer el director de Amnistía Internacional (AI) en Grecia, Giorgos Kosmopoulous, que visitó la zona.

«Algunos están enfermos y necesitan desesperadamente ayuda humanitaria. No está claro que todos ellos vayan a recibir la ayuda y cuidado que necesitan», manifestó.

«Para muchas personas cruzar esta frontera es solo un paso más de un viaje largo y difícil hacia otro destino de Europa. La crisis puede haber cambiado pero está lejos de acabar», insistió.

Una de ellas es el sirio Mohamed Rostom, quien atravesó Turquía con su esposa y sus tres hijos antes de llegar a Grecia. Dijo que pagó 4.000 euros a las mafias para que lo condujeran en barco hasta Grecia. «Tres personas murieron en ese trayecto. Yo quiero ir a Alemania para trabajar. Quiero sentirme seguro, vivir como un ser humano y por eso he elegido Europa», relató.

«La clave es cómo responderán las autoridades macedonias ante la nueva llegada de refugiados que intentará cruzar la misma frontera en los próximos días», subrayó Kosmopoulous.

Médicos Sin Fronteras (MSF) calificó de «indignante la violencia» con la que actuaron las fuerzas macedonias, que utilizaron gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento.

«La violencia utilizada por las autoridades macedonias contra estas personas inocentes y vulnerables es indignante y debe cesar de inmediato», exigió la asesora humanitaria de MSF Aurelie Ponthieu.

Subrayó que «las impactantes escenas –del sábado– son el resultado de unas medidas extremas que quieren evitar que las personas desesperadas que huyen de la violencia y de la guerra crucen fronteras. Sin embargo, estas medidas no son la solución ya que acaban provocando otra crisis humanitaria».

Un equipo de MSF atendió el viernes a diez personas heridas por el lanzamiento de granadas ensordecedoras. El jueves atendió a más de cien, entre ellas una mujer embarazada con dolores y un bebé de un año.

«El mayor reto desde la reunificación»

El vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, cree que la avalancha de refugiados que está recibiendo su país es «el mayor reto desde la reunificación» y que el Estado debe actuar «con toda la dureza» contra los neonazis que atacan centros de acogida.

En una entrevista con la televisión pública ARD, el también ministro de Economía y líder del Partido Socialdemócrata (SPD) asumió que Alemania «deberá cambiar dramáticamente» su política de refugiados para estar a la altura de las circunstancias.

El Gobierno alemán elevó esta semana a 800.000 el número de peticionarios de asilo que espera recibir este año, una cifra casi cuatro veces mayor que la de 2014. «El mero número de los que están viniendo nos va a obligar a hacer mucho más», indicó a este respecto, para señalar que Berlín debería ayudar a los municipios y länder en esta cuestión, con 3.000 millones de euros mejor que con los 2.000 millones que se han propuesto.

Por el momento, el Gobierno se comprometió en junio a aportar 1.000 millones de euros de manera extraordinaria a los niveles administrativos inferiores para que puedan atender las necesidades básicas de los peticionarios de asilo sin sobrecargar sus presupuestos.

Criticó la falta de avances en el reparto de peticionarios de asilo por el bloqueo de algunos Estados miembros. «Es una gran vergüenza que la mayoría de los Estados digan que esto no les afecta», aseguró, advirtiendo de las «catastróficas consecuencias» que tendría la vuelta a las fronteras internas.GARA