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«Lejos del mar»... y de la realidad

Dice Imanol Uribe que ha intentado «huir de la política en mayúsculas» a la hora de dar forma al relato de «Lejos del mar» y que su objetivo ha sido «bucear en los personajes y en los daños colaterales». El film, presentado en Sección Oficial fuera de concurso», se sustenta en el conflicto político vasco. Los protagonistas son un expreso de ETA y en una víctima de la organización que entablan una amistad/relación que resulta ser difícilmente digerible.


Imanol Uribe dijo que no volvería a dirigir nada sobre el conflicto vasco, pero lo ha vuelto a hacer. Y más que una propuesta seria a una posible salida al conflicto político vasco –o a sus consecuencias–, al director le ha salido una «comedia involuntaria». Así ha sido calificada por una parte de la crítica la película “Lejos del mar”, un filme que roza el surrealismo y que en general resulta bastante difícil de digerir.

Santi Agote Bengoa (Eduard Fernández) acaba de salir de prisión tras cumplir 22 años de condena. Rechaza regresar a Euskal Herria a pesar de pasar más de dos décadas en la cárcel y decide viajar a Almería, a casa de un preso social que conoció en Soto del Real. Allí es acogido por su familia, que desconoce que Santi sea un militante arrepentido. Por casualidades de la vida, o algo así, se cruza a las puertas de un hospital, a donde va a visitar a su amigo que se encuentra ingresado, con Marina (Elena Anaya), la hija de un militar que mató en un atentado en Donostia. Es ella quien reconoce al supuesto autor de la muerte de su padre, y de ahí en adelante, la película se convierte en un relato sin sustento. Una historia de amor se adueña de ambos personajes que se supone intentan asimilar su pasado. «He intentado huir de la política con mayúsculas. Hay un referente político obvio en la película pero me interesaba más bucear en los personajes», afirmaba ayer Imanol Uribe. La idea de realizar un film como “Lejos del mar” viene de hace varios años, entre los rodajes de “La muerte de Mikel” y “Bwana”, aunque luego quedó guardada en un cajón sin mayor pretensión. Fue el año pasado, en un parón laboral forzoso, cuando volvió a trabajar en esa idea. «Empezamos a tirar y ha salido de una manera muy espontánea. Comenzamos a escribir el guion en marzo y lo acabamos en junio. Cuatro meses después ya estaba rodando», explicó.

No es la primera vez que Uribe aborda la temática del conflicto vasco. Lo ha hecho en numerosas ocasiones, en “El proceso de Burgos”, en “La fuga de Segovia”, en “La muerte de Mikel” o en “Días contados, y cree que “Lejos del mar” puede «aportar algo a la reconciliación». «Soy consciente de que es un tema muy complicado de abordar, en algún lado he dicho que teníamos la sensación de que nos metíamos en un campo minado e intentábamos no pisar una mina, no equivocarte. A pesar de todo –continuó–, creo que merece la pena hacer el esfuerzo e intentarlo». El director vascos sostuvo que «son temas con mucha carga y profundidad, con mucha gente que ha provocado mucho dolor en determinados niveles», asuntos que «da un poco de prevención acercarse a ellos». Sin embargo, consideró que «es muy bueno intentar hablar de ellos y sacarlos a flote», aunque «inevitablemente» entiende que «haya gente a la que le cueste urgar en esa herida». Uribe destacó que su película no pretende «sentar cátedra». «He intentado huir lo más lejos de la política y no he querido ser ejemplo de nada», enfatizó.

En cuanto a los personajes, Elena Anaya explicó que Marina está «adiestrada para salvar vidas, menos la suya, y de repente su corazón empieza a bombear y a hacer lo que quiere hacer. Habla, piensa y comparte lo más profundo de su dolor». Por su parte, el actor catalán Eduard Fernández se pronunció así sobre el personaje a quien interpreta: «Me puedo sentir ‘Santi’ pidiendo permiso para ser feliz. En ese sentido, puedo tocarlo».