30 DIC. 2015 CRÍTICA «Carlitos y Snoopy: La película» Un primer beso luminoso Koldo LANDALUZE Esta difícil apuesta por readecuar a los tiempos actuales las tiras de cómic creadas hace 65 años por Charles Schulz, se ha saldado con un buen resultado gracias al equilibrio que se consigue entre el espíritu de las viñetas originales y un concepto técnico de la animación tridimensional que respeta con pulcritud los reconocibles trazos del universo habitado por Charlie Brown y su cuadrilla. Podría decirse que esta prolongación cinematográfica de las peripecias cotidianas de los chavales imaginados por Schulz siguen la estela de aquella inolvidable serie de dibujos animados creada a comienzos de los 80 por Bill Meléndez. Teniendo presente la complejidad que siempre conlleva trasladar un clásico de estas características a la gran pantalla, la productora Blue Sky ha delegado en Steve Martino este reto que en todo momento reivindica la exaltación de lo infantil. Martino y sus colaboradores han querido rendir un tributo a un modelo de infancia que hoy en día resulta muy díficil de reconocer a nuestro alrededor y en el que prima un concepto de amistad basado en la complicidad más inocente y sencilla posible. Todo ello animado con situaciones que bordean la saludable locura surrealista que siempre acompaña al eterno perro que soñaba con ser piloto de combate, Snoopy. Precisamente este singular perro, todo un icono del siglo XX, asume su rol de co-protagonista llevando a cabo su énesimo intento de embarcarse en una aventura que le llevará a surcar los cielos para derribar, de una vez por todas, a su temible rival, el Barón Rojo. Mientras Snoopy surca los cielos, en tierra firme o tal vez volando también, su amigo Carlitos tropezará con una misión no menos compleja y que se traduce en la búsqueda de su primer beso. Sencillo en su planteamiento pero efectivo en su desarrollo, este reencuentro con Charlie Brown resulta tan luminoso como los colores por los que transita.