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La ermita de La Magdalena y la sierra de La Sarda


La sarda o coscojar es un arbusto que representa la transición entre el matorral de estepa y los bosques de carrasca-encina, elemento esencial de los bosques mediterráneos. De ahí viene el nombre de la alargada sierra que separa la Bal d’Onsella y el valle de los Pintanos, situada en el extremo norte de la comarca alta de Cinco Villas. Las cumbres de esta sierra apenas superan los mil metros de altitud, aunque pese esta modesta altitud, ofrecen extensas panorámicas sobre el cercano Pirineo de Jacetania, desde los reconocibles picachos del valle de Belagoa hasta el erguido torreón de Collarada, seguido de la sierra de Tendeñera en la lejanía.

Situados en el corazón del valle de Onsella, cuando este se estrecha entre las montañas que lo encierran en su cabecera, estaremos en Isuerre, uno de los pueblos que junto Nabardun, Gordues, Gordún, Lobera de Onsella y Longas forman la Bal d’Onsella. Isuerre en un pequeño pueblo asentado en un alto que en siglo XIII aparece como un núcleo asociado a Ejea de los Caballeros y más adelante vinculado a Jaca. Entre su apretado caserío con grandes portalones dovelados y ventanas molduradas, ventanas góticas y con adornos barrocos. En el borde un terraplén destaca la iglesia parroquial de San Esteban (s. XVI y XVII), con un bonito balcón abierto al mediodía de las montañas de Cinco Villas.

Sin entrar en el casco urbano de Isuerre 655 m.), dejaremos el coche en un alto donde hay un crucero y un panel informativo de senderos. Los primeros pasos los haremos por una pista de cemento y grava que nos lleva hacia una granja, una vez pasado junto una fuente. La pista inicia una prolongada subida entre campos de cereal y terreno lleco, con la vista puesta al lomo cimero de la sierra de la Sarda. Tras dejar al paso un rellano alcanzaremos un cruce, donde las señales de un sendero siguen a la izquierda por una pista. Este conduce a Isuerre por el camino de Gordun, la carretera del valle en la casa Sutirana y por los altos de La Vadina llega a Isuerre.

Seguiremos por la derecha por otra pista ganando altura, al tiempo que entraremos en contacto con el bosque tipo mediterráneo colonizado por la coscoja, carrasca, encina y quejigo más arriba el roble pubescente. Una vez en el lomo del cordal, donde la pista se ramifica hacia el oeste y el este, estaremos en un rellano donde hay un cartel “coto de caza nº 18” y muga de Urries con Undue-Pintano. Sin posibilidades de vista, lo mejor es continuar diez minutos por la pista de la derecha hasta alcanzar un alto coronado por una torre de comunicaciones (1004 m.). Aquí, junto un vértice geodésico podremos disfrutar de una amplia panorámica sobre el cercano Pirineo de Jacetania, entre los valles de Anso y Canfranc.

De regreso al collado y cruce de las pistas, para llegar a la ermita de La Magdalena, continuar por la pista que discurre por el lomo de la sierra hacia el oeste, por terreno llano y agradable, lo que permite disfrutar del paisaje sobre los valles de Onsella y Pintanos. Veremos cada vez más cerca una altiva torre-observatorio de incendios, situada junto la ermita de La Magdalena, a 1042 metros de altitud, el punto más alto de la sierra de La Sarda. Poco antes, dejaremos a la derecha el indicador que señala el camino de bajada a Undués-Pintano. Una vez junto lo recios muros de la ermita, a la sombra de los robles, con sólo alcanzar el despejado lomo cimero estaremos ante una amplia vista panorámica. &hTab;

La vista se extiende desde la sierra de Leire y los reconocibles picachos de Elomendi e Izaga hacia los Pirineos Vasco y de Jacetania que cubren el horizonte norteño y hacia el sur, San Juan de la Peña, la sierras Santo Domingo y de Luesia hasta las montañas del enclave navarro de Petilla, coronado por un parque eólico. El retorno lo haremos por el mimo camino de subida.