19 ENE. 2016 EIBAR El momento más dulce Los azulgranas celebran su cuarta victoria consecutiva firmando su mayor goleada en la categoría. Amaia U. LASAGABASTER EIBAR 5 GRANADA 1 Quizá porque se ha acostumbrado a derribar tópicos, el Eibar también parece dispuesto a establecer sus propias normas para el «día de la marmota», habitualmente asociado a la sucesión de malas experiencias pero continuadamente feliz en el caso de los azulgranas. Por cuarta jornada consecutiva, el equipo de José Luis Mendilibar celebra el final de partido con un abrazo en el centro del campo. Por cuarta semana consecutiva, retomará la rutina de trabajo con una sonrisa de oreja a oreja y la clasificación invitando a soñar. Ha sido por lo bajini hasta ahora. Porque la experiencia es tan cruel y tan reciente que, por exigencia profesional los de dentro y por precaución, no exenta de cierta superstición, los de fuera, cualquier discurso que no girara exclusivamente sobre la permamencia ha estado vetado. Pero incluso a ese nivel, los tópicos empiezan a caer. Anoche, por primera vez, auque sin olvidarse de reivindicar la prudencia, José Luis Mendilibar aseguraba tras el encuentro que su equipo peleará por mantenerse arriba, vista su situación en la tabla y el momento dulce que atraviesa. Y es que el objetivo de la permanencia es cuestión de tiempo. De pocas semanas, probablemente, porque está a la vuelta de la esquina. Como que el curso pasado Granada y Deportivo solo necesitaron 35 puntos –los mismos que el Eibar pero con el golaverage de su lado– para salvarse. Es decir, dos más de los que ya han sumado los armeros esta temporada, con 18 partidos, 54 puntos, en juego por delante. Incluso si el coste de la permanencia se aproximara más a la media de los últimos años –la de la última Liga fue la más «barata» de la historia–, el Eibar estaría a menos de tres victorias de certificarla. La confianza en un final de temporada feliz no es solo una cuestión de números. Este Eibar convence. Gane con superioridad o con apuros. O precisamente porque sabe ganar cuando los partidos se le tuercen. Como el de ayer, en el que tuvo que volver a realizar un ejercicio de paciencia, una virtud de la que había adolecido hasta hace bien poco, hasta que la noche se le puso de cara. Pero es que además este Eibar tiene fondo de armario. Hasta el punto de que Jota Peleteiro, el fichaje estrella que se ha regalado el club en este mercado invernal, va a tener que echar el resto para hacerse un hueco en los planes de su entrenador, vista la competencia en la zona alta del equipo. El que no asiste marca, el que no marca defiende, el que no defiende asiste o, lo que es mejor, el que presiona, también asiste e incluso marca. Por eso, aunque no solo por eso, le va tan bien a este equipo, que anoche se dio un pequeño homenaje. Su mayor goleada desde que ascendió a Primera –el año pasado también le hizo una manita al Almería pero encajó dos tantos– y la mejor manera de olvidar el disgusto copero. Aunque hubo que esperar. Con la mayoría de sus hombres de confianza de vuelta al once, José Luis Mendilibar se encontró lo que recelaba. Un Granada cerradísimo que también escenificó el otro temor del técnico zaldibartarra, los zarpazos de un agresivo Peñaranda y, sobre todo, un incomodísimo Success. Así que mientras los azulgranas eran incapaces de atravesar la telaraña visitante, la grada de Ipurua se llevó un par de sustos con dos acciones de Success. Hasta que, mediado el primer tiempo, el Eibar hizo lo que reclamaba su técnico. Atacar, centrar, insistir, ahogar a su rival. Un solo ramalazo de furia –tres balones consecutivos al área, con posible penalti de Lombán incluido– concentrado en un par de minutos y la aparición de Keko bastaron para romper el partido. Un centro del madrileño permitió a Inui marcar en el segundo palo y, apenas dos minutos después, la bonita acción de Capa y Keko por la derecha permitía a Enrich firmar lo que parecía la sentencia. No lo fue, en realidad, porque el descanso se llevó también la energía de los azulgranas, a los que les costó un rato volver a venirse arriba. José Ramón Sandoval realizó un doble cambio, el Granada quiso creerse capaz y un error garrafal le metió en el partido. Por fortuna, el Eibar lo subsanó pronto. Apenas tres minutos después de que El Arabi recortara distancias, Enrich repitió. Esta vez en jugada personal y, esta vez sí, para noquear definitivamente a su rival. Los nazaríes se vinieron abajo y su anfitrión lo aprovechó para divertirse en los últimos veinte minutos. Cayeron otros dos –primero Bastón aprovechó un rechace y, cuatro minutos después, elevó a 12 su cuenta de goles al rematar un centro de Enrich– como podían haber caído otros cuatro, en el césped de un estadio que despidió el partido haciendo la ola y soñando con cuatro meses en los que su equipo puede volver a hacer historia. «No podemos decir que esté hecho pero está ahí» 20 jornadas, 33 puntos. Pese a reconocer que no fue el mejor partido de la temporada, José Luis Mendilibar no podía, ni quería, ocultar su satisfacción por un triunfo que deja la permanencia a tiro. «No podemos decir que esté hecho pero está ahí –reconoció–, hemos dado un gran paso. Todavía habrá que ganar unos tres partidos más pero la verdad es que ya lo tenemos muy cerca». De hecho, el técnico –que destacó sobre todo «el trabajo que hacen todos los jugadores, que lo dejan todo» y la «confianza en lo que hacen»– aseguró por primera vez que «sí podemos pensar que podemos seguir» en la zona noble porque «vamos a cada partido pensando en ganar».A.U.L.