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Problemas de higiene


Hace unos días, una mujer y su bebé, eran desahuciados en Madrid. Otro de tantos desahucios ante los cuales, a la infancia le faltan derechos, a los medios espacio, y a los políticos voluntad. Pero el escándalo llegó cuando un bebé apareció en el hemiciclo del Congreso. El hecho generó un encendido debate para el que los medios tuvieron espacio y los políticos encontraron tiempo. Y hubo, pásmense ustedes, quién, entonces sí, apeló a la protección del menor.

No faltó quien vio en este sesudo debate, un intento de desviar la atención de problemas más serios. Pero no creo. Creo que ya es un problema suficientemente serio que ciudadanos normales, que parecen ciudadanos normales, representen a millones de ciudadanos normales. Que este acabose de bicicletas y camisetas, mujeres sin flequillo, hombres con rastas, y madres con hijos, termine con la barrera que tan bien saben establecer los coches oficiales, los trajes de miles de euros, los vestidos de firma, las peluquerías de élite. La que nos acostumbra a que ellos y ellas son, no sólo diferentes, sino superiores. Razón por la cual, lo público les pertenece y la corrupción sólo es su legítima forma vida. Un serio problema que deja a los más sucios, apelando a problemas de higiene personal, cuando la única que falta en ese hemiciclo, es la higiene democrática.