03 MAR. 2016 Un auzolan en Tafalla para una película contra la dispersión «40 minutos» es el título de una película que han elaborado en auzolan un centenar de vecinos de Tafallla. También es su duración aproximada y, sobre todo, hace referencia al tiempo que tienen para la visita los familiares de presos tras recorrer cientos de kilómetros. Última actualización: 03 MAR. 2016 - 06:20h Martxelo DÍAZ El director de la película, Álex Mesa, destaca que el proyecto es la denuncia de una conculcación de derechos humanos, la de los familiares de los presos y presas que cada fin de semana tienen que recorrer cientos de kilómetros para poder realizar una visita de apenas 40 minutos. Se cuenta la dispersión desde el punto de vista de los familiares y hacen especial hincapié en los efectos que tiene esta medida de excepción en sus vidas cotidianas o en sus relaciones afectivas. El formato escogido, evidentemente, es una «road movie». La película cuenta un viaje desde Nafarroa hasta una cárcel en Galicia, parando previamente en la prisión de Mansilla de las Mulas y en la gasolinera alavesa de Lopidana. Es un viaje que se realiza en una furgoneta, como las de Mirentxin, y que lamentablemente se repite semana tras semana. En el largo viaje se establecen relaciones humanas de gente que no se conoce o que tiene poco en común. Una mujer mayor, dos más jóvenes, un chaval y dos hombres adultos obligados a compartir el cerrado habitáculo de una furgoneta durante interminables horas y horas para poder estar apenas 40 minutos con los suyos. En el trayecto, en la conversación, van apareciendo distintos temas: la desasistencia sanitaria que sufren los presos enfermos, la meticulosidad con la que hay que preparar los paquetes para poderlos introducir en las cárceles, las relaciones de los presos con los que tiene fuera o el peligro de tener un accidente, un temor que está presente a lo largo de toda la película. experiencia personal Algunos de quienes aparecen en pantalla en “40 minutos” tienen inquietudes en el teatro pero, en este caso, todos ellos se han limitado a mostrar ante la cámara lo que han vivido más de una vez. Es el caso de Pilar López, la mujer mayor, que en la película cuenta cómo le fusilaron a su padre en 1936 o los innumerables viajes que ha tenido que hacer a una infinidad de cárceles para visitar a sus hijos –«¡Tantas horas para cuarenta minutos! ¿Cuándo nos los traerán más cerca?», repite varias veces–. En la película aparece también cómo tienen que dar un rodeo para recoger unas lentillas que se le habían olvidado y que tenía que meter en el paquete de la cárcel porque los funcionarios no le entregaron a su hijo las que había llevado anteriormente. «Pero es que Pilar es así. No representa ningún papel. Es ella misma. Todo lo que cuenta le ha pasado», destacan Mikel Markina y Pili Berrio, dos vecinos de Tafalla del centenar que han tomado parte en la producción. Lo mismo puede decirse de Leire Tomé, Jaione Urtasun, Peio Zabalza, Xabier Flamarike o Xanti López, los otros ocupantes de la furgoneta. «Muchos de nosotros hemos ido habitualmente a las cárceles a visitar a nuestros amigos presos. Somos conscientes de la dureza, del agobio, de la dificultad, del esfuerzo económico, del castigo personal que supone la dispersión. Es una barbaridad. A mí me ha tocado convivir con mujeres muy mayores, de ochenta y pico años, y las admiro. Es de ver cómo llegan después de 800 kilómetros en una furgonetica, en un asiento, y se ponen todas guapas para que cuando vayan a ver a su hijo las vean hechas un pimpollo. ¡Y tú estás devorada y casi no te tienes en pie!», explica Pili Berrio. Esta es una de las realidades que ha querido mostrar la película. «O la de los críos que viajan a las cárceles. Se habla mucho de las personas mayores y no tanto de los críos. Y también hay situaciones muy duras», apostilla Xanti López. La idea de producir una película surgió del grupo de apoyo a Ventura Tomé, un preso de Tafalla que ha sido liberado por la enfermedad que sufre. En torno a su caso, se creó una plataforma que consiguió que la práctica totalidad de los agentes políticos, sociales y sindicales de Tafalla y una buena parte de sus vecinos se sumaran a la reivindicación de que Ventura Tomé debía estar en casa para poder ser atendido de su dolencia. Tras conseguir este objetivo, se plantearon la idea de aprovechar esas sinergias que se lograron para denunciar las consecuencias de la dispersión. Para ello, acudieron donde Álex Mesa, cineasta afincado en Tafalla que tiene una productora (Famili Produccions) que ha elaborado diversos vídeos sobre cuestiones sociales. Inicialmente, se plantearon producir un corto, pero optaron por un formato peculiar, el de los 40 minutos, además de por su simbolismo, porque consideraron que era una formato interesante para poder moverlo. «Aquí todos sabemos qué es la dispersión y qué supone. Y el que no lo sabe es porque no quiere saberlo», explica Mesa. El reto es conseguir llegar a lugares y personas que habitualmente no tienen información de qué es la dispersión para plantearles la necesidad de acabar con esta política de excepción que conculca los derechos de presos y familiares. Al final de la película se recuerdan las cifras que suponen la dispersión y a las 16 personas que han fallecido en las carreteras cuando viajaban a las cárceles para realizar visitas. La película se ha podido ver ya en Barañain, en los actos de recuerdo a Karmele Solaguren, una de las víctimas de la dispersión, y está previsto que se proyecte también en Burlata y en Orereta. La idea es que se pueda ver en multitud de sitios, en Euskal Herria y fuera.