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DE REOJO

Putitas


Sí, es un claroscuro de una realidad que impregna la modernidad de una banda que gobierna un reino: cabezas de toros y “putitas de confianza” para pagar a Granados sus corrupciones. Lo Gil y Gil elevado al siglo veintiuno desde una mayoría absoluta reiterada. Falta la cocaína para completar el cuadro. Se supone que el alcohol venía en el paquete, pero de marcas caras y elitistas, champán francés, mariscos y todo a costa de los impuestos de la ciudadanía. Es la parte costumbrista, el triste sainete de una gentuza que hasta algunos aseguran ser de comunión diaria que les daría con mucho gusto el obispo Cañizares.

Es el propio término “putitas” el que atesora toda la carga de la prueba. Lo de “confianza” es un añadido propagandístico  pero que revela una trama dedicada a estos asuntos, unos macarras que controlan a esas personas prostituidas. No preguntemos más para no vomitar. El diminutivo se nos antoja bastante salvaje, ¿a qué edad se deja de ser “putita”? No preguntemos más, de momento. Todo esto sale de unas pesquisas policiales, judiciales. Llegan a los medios avalados por la investigación. Lo mismo que la imputación al actual presidente de Murcia. Pero dos ministros en funciones, dos, se convierten en cómplices y en vez de responder por estas mierdas propias, intentan señalar a la Guardia Civil o los jueces de filtraciones. Son golpista natos, mantienen una situación antisistema constante, controlan todos los instrumentos institucionales a su favor.

Y serán los más votados, pese a que Pablo Iglesias aparezca esta semana hasta en el parte meteorológico, Rivera no sepa dónde está Venezuela y Ken Sánchez busque la brújula para ir al centro. Por lo demás bien, sigue el Tribunal de Estrasburgo acusando al gobierno español de no investigar las torturas. Lo de siempre. Y nadie se inmuta.