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anaitasuna

Esta defensa disipa dudas

La escuadra navarra, que venía de acumular dos derrotas y un empate, superó en todos los apartados a un Ademar que llegaba invicto y segundo en la tabla. Sergey Hernandez estuvo inconmensurable bajo palos.


ANAITASUNA 27

ADEMAR LEÓN 22

 

Un Hernandez de sobresaliente como último baluarte de una defensa local que rayó la perfección fueron suficiente impulso como para que Anaitasuna lograse una victoria de mérito ante un rival que llegaba a La Catedral invicto y ubicado en la segunda plaza. De paso, los de Juanto Apezetxea ahuyentaron fantasmas que ya empezaban a surgir respecto a su rendimiento en las últimas jornadas –dos derrotas y un empate–, amén de adquirir una notable inyección de moral al superar a uno de los grandes de la categoría.

Las dudas con la que la escuadra navarra afrontaba tan peliagudo compromiso las disipó de un plumazo. Cierto es que Ademar empezó con un 0-2 a su favor, pero fue la única ocasión en que fue por delante en el electrónico. Un parcial local de 5-0 le dio la vuelta a la tortilla, mientas en apenas diez minutos Hernandez iniciaba su festival parapenaltis con dos detenidos. Los anfitriones conectaban a la perfección con sus pivotes y el rival era incapaz de contrarrestar ese mortal vínculo.

Los afortunados que se desplazaron hasta La Catedral –la hora vespertina tan temprana se descubrió como poco adecuada– disfrutaban de los primeros retazos de una gran jornada balonmanística. Anaitasuna mantenía la tensión atrás sin apenas exclusiones –la primera llegó en el minuto 25–, Nadoveza se hacía un hueco en ataque con cuatro goles en los últimos ocho minutos de la primera mitad y solo Juanjo mantenía el honor ofensivo por los leoneses.

No aflojaron tras el descanso

Podía temerse que los locales aflojasen su ritmo tras el descanso, pero no solo eso no ocurrió, sino que las diferencias se fueron hasta un margen que no diese lugar a la remontada. Hasta en tres ocasiones los blanquiverdes abrieron una brecha de siete dianas (22-15, 24-17 y 26-19) en un segundo tiempo más trabado y con demasiadas imprecisiones por ambos bandos.

Poco importaba que el apreciado Costoya se echase a su ahora equipo a las espal- das –cinco tantos en dicho periodo–, pues la suerte ya estaba decidida del lado navarro. Anaitasuna asoma hechuras de conjunto a tener en cuenta.