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DEBATE DE INVESTIDURA EN GASTEIZ

Urkullu se liga al PSE: «Un acuerdo de Gobierno es un acuerdo de país»


No es hombre de sorpresas Iñigo Urkullu, y no las hubo. Tampoco gusta de la efusividad, de la que no hubo rastro, por mucho que asegurase, impasible, que asumirá la nueva legislatura «con ilusión renovada». En un discurso de poco más de una hora, el que hoy será investido de nuevo lehendakari repasó de forma genérica y de forma algo descompensada el plan de gobierno fruto del acuerdo entre el PNV y el PSE. Un pacto que, en cualquier caso, no da a Urkullu la mayoría absoluta suficiente para gobernar. «Va a ser necesario un trabajo permanente de búsqueda de acuerdos y apoyos para avanzar en la gobernabilidad», reconoció de inicio.

Urkullu presentó un programa basado en cuatro pilares, a los cuales hizo referencia de forma insistente a lo largo de todo un discurso que leyó prácticamente por duplicado: lo que avanzaba en euskara lo recuperaba luego en castellano y viceversa. El primero de los pilares es el desarrollo humano, la integración social, la igualdad y los servicios públicos; el segundo es el del empleo, la reactivación y la sostenibilidad; el tercero el referido a la convivencia y los derechos humanos; y el cuarto a la vez que último, la mejora del autogobierno.

No todos tienen, sin embargo, el mismo peso en los planes de Urkullu. De un discurso de 20 páginas, solo tres y media estuvieron dedicadas a los dos últimos pilares; es decir, a la paz y al autogobierno.

Al abordar la paz y la convivencia, hacia la cual se avanza «de forma acelerada», según Urkullu, el lehendakari volvió a insistir en que el paso pendiente «más importante» es la disolución de ETA. Sobre el resto de consecuencias del conflicto, apenas unas líneas en castellano, entre ellas una vaga llamada a «la reorientación de la política penitenciaria». En euskara se explayó un poco más al respecto, aunque no fue sino para anunciar que no entra en sus planes inmediatos emprender iniciativa alguna: «Es necesaria una nueva política penitenciaria, así se lo he trasladado durante estos cuatro años al presidente del Gobierno español y así lo seguiré haciendo». Ni una palabra sobre el traspaso de la competencia del ramo que, sin embargo, sí recoge el acuerdo entre su partido y el PSE.

Sobre la convivencia también reivindicó los logros de la legislatura pasada, obviando el fracaso de la ponencia de paz y convivencia, y destacando como ejemplo del éxito «el reconocimiento de todas las víctimas». Los representantes de Etxerat, que esta semana volvieron a movilizarse tras los accidentes que familiares de presos sufrieron el fin de semana, observaban atónitos desde el palco de invitados del Parlamento.

El principio de legalidad

Sobre el autogobierno, tampoco hubo sorpresas ni concreciones. Por un lado, consideró «necesario el cumplimiento íntegro del Estatuto» y, por otro, afirmó su «convencimiento personal y político» de que es el momento de avanzar «en un nuevo marco político de convivencia en Euskadi, que partiendo del consenso institucional alcanzado en este Parlamento, articule un nuevo Pacto con el Estado y sea ratificado por la sociedad vasca». Igual que en el pacto con el PSE, ni rastro de la consulta habilitadora que el PNV incluía en su programa electoral. Para todo ello, Urkullu propuso «reactivar la Ponencia de Autogobierno» que durante la anterior legislatura se encargaron de dejar morir por inanición.

Sin salirse del guión del pacto con el PSE y, aludiendo a posturas personales, Urkullu añadió que «Euskadi es una nación que debe ser reconocida», siempre en el campo de la bilateralidad y el pacto con el Estado. Así lo confirmó al resumir la «filosofía que subyace en el proyecto» presentado: «Respeto al principio de legalidad y al principio democrático. Capacidad de decidir y obligación de pactar».

Por lo demás, el discurso del lehendakari sobre paz y autogobierno estuvo plagado de lugares comunes, lejos del detalle. Tanto es así que el mismo argumentario sirvió para terrenos diversos. «En materia de paz, memoria, convivencia y derechos humanos propongo que renunciemos a ganarnos por mayoría, para ganar por acuerdo», dijo en un momento. «En materia de autogobierno, propongo que renunciemos a ganaros unos a otros con regates en corto», un instante después.

Empleo y políticas sociales

Urkullu dedicó cerca de tres cuartas partes del discurso a hacer gala de gestión y a prometer mayor empleo y bienestar, hasta llegar al punto de fijar como objetivo «situar a Euskadi entre los tres primeros puestos del mundo en el Índice de Desarrollo Humano». Y eso que había dicho que no iba «a caer en planteamientos irrealizables o insostenibles». Sea como sea, en este ámbito sí que detalló el programa de gobierno fruto del acuerdo con el PSE. Como objetivos prioritarios mencionó también reducir en un 20% la tasa de pobreza y situar la tasa de paro por debajo del 10%, para lo cual se comprometió a presentar «en los primeros meses del año» los presupuestos para 2017, el programa concreto de Gobierno, un Programa Marco de Empleo y Reactivación Económica y un avance del calendario legislativo.

Un calendario en el que constan hasta 19 proyectos de ley. Cinco heredados de la anterior legislatura y 14 nuevos, entre los que destacan materias de profundo calado, susceptibles de generar interesantes debates políticos y, llegado el caso, consensos transversales. Se trata de leyes como la de sostenibilidad energética, la de educación, la de víctimas de la violencia contra las mujeres o la de transparencia, participación ciudadana y buen gobierno.