23 ABR. 2020 CLÁSICOS PARA UNA CUARENTENA El LP seminal de la modernidad euskaldun Iñaki ZARATIEGI Le costó años a Mikel Laboa (Donostia, 1934-2008) reunir canciones en un disco grande. Acumuló los EPs “Azken” (1964), “Ursuako kanta” (1966), “Bertolt Brecht” (1969) y “Haika mutil” (1969) y su debut en álbum fue este doble LP. Inauguró la práctica de titular sus obras numeradas y la anomalía “Bat-Hiru” se debió a que el proyecto era triple, pero la censura vetó los poemas musicados de Brecht, editados en Baiona. En su lúcida presentación, Joxan Artze lo explicó en tres etapas evolutivas. Primera, la de los viejos cantares poco conocidos. La magistral épica del medieval “Bereterretxen kanthoria”, sostenido en el uso del pionero sintetizador moog. La raíz popular sabiamente entrañable: la dulzura melancólica o irónica de “Txinaurria”, el lirismo de “Xori erresiñula” o de nuevo el moog en “Haika mutil”. Segunda, la de la armonización de poemas de nuestro tiempo: la diversión country de “Pasaiako herritik” o el delicado minimalismo descriptivo de “Haize hegoa”, canción-foto de Telesforo de Monzón y Philippe Oyhamburu (hoy con 98 años). Y el central capítulo poético de ¡ Artze. La penetrante tristeza de “Ama hil zaigu”, cuyo mensaje rectificaría con los años. O la definitiva dulzura en el universal haiku euskaldun “Txoria txori”. El experimento instrumental guitarra-moog “Urtsua, uda” era un aperitivo para la inclusión de las canciones «que quieren crear nuevas palabras a base de juegos fónicos»: “Baga-biga-higa” (“Lekeitio 2” 1969) y “Arrano beltza”-“Gernika” (“Lekeitio 4,” 1972), que clausura el disco. Una obra seminal y definitivamente influyente de la contemporaneidad cultural euskaldun.