29 ABR. 2021 DE REOJO Detrás Raimundo Fitero Y de repente atravesamos el espejo y nos encontramos en el otro lado de la realidad, lo que está detrás del oropel, la propaganda, las cuotas de pantallas y los negocios globales. Esas partes de este mundo que son apenas un bandera en un mapamundi, una conjugación de verbos intransitivos, como si sus habitantes pertenecieran a otro rango de vida en el mismo planeta. El colonialismo sigue siendo una lacra terrible y sus consecuencias causan dolor que va de lo local a lo global, porque en zonas oscuras operan los factores económicos más salvajes y se agitan los instintos de pertenencia desde la necesidad y la angustia. Han sido asesinados dos periodistas vascos en Burkina Faso realizando documentales sobre la caza furtiva de animales protegidos. Para los más necesitados es una manera de sobrevivir, pero quienes compran esas piezas y las manipulan, y la convierten en productos incluso de lujo, son otros, europeos pertenecientes a sociedades dedicadas a la explotación de los recursos naturales en África desde siglos. Seguir el rastro de los furtivos es llegar al centro del problema. Quienes les dispararon eran unos mandados por quienes nunca darán la cara. Por eso estorban quienes hacen periodismo de verdad. Roberto y David decidieron hacer la labor más importante, dejaron los despachos, las miserias palaciegas y fueron a campo abierto a decirnos cómo está de verdad ese mundo, en ese lugar concreto. En un contexto de violencia, intereses económicos, desigualdades, el sueño se torna pesadilla con ecos coloniales. Detrás de cada gesto que hacemos en nuestra redacción, cada mensaje enviado, cada silencio existe unos mundos atravesados por el destino que nos dejan en estado de espera. La información y la vida, siempre juntas, siempre en peligro. Abrazos solidarios a familiares, amigos y compañeros.