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DUNGEONS & DRAGONS: HONOR ENTRE LADRONES

Magia, caos y diversión


Libre de cualquier tipo de prejuicio, esta nueva adaptación del famoso juego de rol “Dragones y mazmorras” tiende a lo festivo dejando a un lado los chirridos que supondría cualquier acercamiento en clave “seria”.

Un ejemplo claro de ello se personifica en el rol del villano que encarna Hugh Grant y que se aleja de la pompa y circunstancia que imprimió Jeremy Irons al temido mago Profion en la desafortunada versión del año 2000 que dirigió Courtney Solomon.

Otro elemento en esta misma línea lo marca el propio protagonista de la cinta, encarnado por un divertido Chris Pine, el cual se revela como la antítesis del héroe brillante e infalible, encarnando a un pícaro ladrón cuya inteligencia no es precisamente su mejor virtud.

Un divertimento honesto

Dirigida por los dos firmantes de “Noche de juegos” -aquella vitriólica comedia negra protagonizada por Jason Bateman y Rachel McAdams-, en esta ocasión John Francis Daley y Jonathan M. Goldstein han limado bastante su estilo en beneficio de un filme muy accesible a todos los públicos y que cumple de sobra con su misión de hacer pasar un buen rato al respetable.

Los seguidores de este legendario juego de rol que nació en los 70 también disfrutarán con los constantes guiños a este imaginario fantástico teñido de un saludable toque kitsch. Irregular en su desarrollo y sin excesivos toques de ingenio, “Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones” seduce por su estilo dinámico, su cuidada y a ratos delirante galería de personajes y un bestiario de criaturas imposibles que cohabitan en un producto de consumo rápido, divertido y disparatado en su surrealismo. Todo ello da como resultado un filme en el que impera un atractivo toque de magia y caos.