19 MAY. 2024 Javier Poveda lleva a la Ciudadela la firmeza del roble, en un juego de luces y sombras El artista iruindarra Javier Poveda lleva al Horno de la Ciudadela la muestra «Cuatro formas», en la que destaca la firmeza y verticalidad del roble, en un juego de luces y sombras, de color y de oscuridad. «Cuatro formas» podrá visitarse hasta el 30 de junio. (IRUÑEKO UDALA) GARA IRUÑEA Volver a levantar el árbol caído, dotarlo de vida, de luz y de solemnidad. La exposición ‘‘Cuatro formas’’, del artista iruindarra Javier Poveda, juega con todos estos conceptos en un espacio como el Horno de la Ciudadela de Iruéa, en el que la iluminación juega un papel fundamental. En esta muestra, que podrá visitarse hasta el 30 de junio, Poveda recurre a troncos de roble serrados, sobrantes de un proceso industrial. Son, tal y como explica el propio artista, anillos centrales de árboles talados, que, por su dureza, la sierra no pudo herir. Apiladas, a la intemperie durante años, esas piezas han cambiado, han evolucionado y han envejecido, adquiriendo un aspecto que poco o nada tiene que ver con el original. DOTADOS DE VIDA La apuesta de este artista iruindarra pasa por volver a dotarles de vida. Y, para ello, es clave devolverles a su posición original. Las piezas, dispuestas de forma vertical, convierten el Horno de la Ciudadela en un espacio diferente, en el que se produce un juego de formas, colores, sombras y luces que dan protagonismo a esos troncos. Los troncos, oscuros por el paso del tiempo, se han pintado, simulando los colores que los madereros usan para marcar los tocones. Así, toda la instalación es una mescolanza de madera, oscuridad, negro-carbón, color y aparición/ocultación, gracias al juego de luces, que evocan al visitante un lugar de culto o, incluso, una cabaña. ENBORRAK��Lau formatan��, Povedak haritzezko enbor zerratuak erabiltzen ditu, prozesu industrial batetik soberan daudenak. Moztutako zuhaitzen erdiko eraztunak dira, eta, beren gogortasunagatik, zerrak ezin izan zuen zauritu.