26 MAY. 2024 Gutariko bat Natxo MATXIN No resulta tarea nada fácil encontrar las palabras adecuadas para describir la despedida de alguien que, incluso habiendo triunfado en lo profesional, todavía ha sido más grande en lo personal. Uno de esos entrenadores que, por su forma de ser, nos lleva a pensar que aún queda esperanza en esto del fútbol profesionalizado para seguir considerándolo un deporte y no una industria, como cada vez les gusta más denominarlo a algunos altos responsables de los clubes. Y aunque su oficio le obliga a estar en primera línea de focos y micrófonos, y su éxito durante estos seis años a buen seguro que le ha traído consigo recibir numerosas palmaditas en la espalda, Jagoba Arrasate nunca ha desdeñado la proximidad ni el roce con la gente de a pie. Esa es su forma de ser y su entorno, los de una persona que ha crecido en un pueblo pequeño, en el que todo el mundo se conoce, y que, por circunstancias del destino y de su trabajo constante, le han llevado a disponer de cierta notoriedad en su oficio, pero sin perder la perspectiva de sus orígenes y círculo social más cercano. Ese carácter tan poco mediático y, sobre todo, haberse ganado el cariño de la gente de manera tan rotunda también genera recelos y envidias, porque nadie se marcha de un sitio en el que reconoce estar muy a gusto, de no mediar razones externas. Sin embargo, su temperamento no le ha permitido hacer sangre de la cuestión. Indar Gorri le definió a la perfección: Gutariko bat.