GARA Euskal Herriko egunkaria
DE REOJO

Las cifras del fútbol


El fútbol en general, y el de selecciones en particular, tienen muchas letras escritas desde la admiración, el relativismo y la acción identitaria o nacionalista, especialmente cuando se ganan títulos. La relatividad es que si el título lo ganan excelentes jugadoras su repercusión mediática es amortiguada por los prejuicios y el machismo integrado en el quehacer periodístico, en la gestión institucional y también en los restos del naufragio de los tópicos sobre deporte y género.

Las cifras sobre las mismas materias sufren de un deterioro interpretativo que tiene que entenderse como una estadística geométrica polivalente. Parece una realidad sociológica inabarcable pensar que la extravagancia es no saber que se jugaban dos finales de copas de Europa y América simultáneamente y que existían decenas de millones de seres humanos en ambos lados del globo terráqueo interesados hasta puntos inverosímiles de asimilar en esas circunstancias competitivas. Miríadas de personas, mayoritariamente varones, disfrazados con indumentarias que les identifica como pertenecientes a un equipo en liza, que se trasladan miles de kilómetros para seguir los partidos y pagar precios realmente superlativos por las entradas.

A esos hay que añadir esos millones de seguidores televisivos tanto en sus emisiones directo, como en diferido, más los resúmenes, los pospartido, los análisis, comentarios y panegíricos que acumulan audiencias que se reproducen en redes sociales diversas. Estas cifras son incuestionables, incontestables, aunque no sepa con certeza por qué alcanzan esa categoría totalitaria.