09 SET. 2024 AZKEN PUNTUA Disolución Iñaki LEKUONA Profesor Tras la disolución presidencial de la cámara baja, en la primera vuelta de las legislativas, la mayoría de los electores mandaron un mensaje nítido: no queremos a Macron. En la segunda vuelta, a ese recado se le sumó otro: tampoco queremos a la extrema derecha. Dos meses después, la reacción del pirómano inquilino del Elíseo, ese que quería transformar la política francesa y romper con los viejos estereotipos, ha sido la siguiente: me la suda. Y a pesar de que la izquierda logró acabar primera en el último esprint electoral, el puesto de primer ministro que propone y dispone el presidente ha sido otorgado a un viejo conocido político neogaullista cuyo partido no llegó a obtener ni el 7% de los sufragios en las legislativas. Hombre para todo, desde ministro de Medioambiente a ministro de Agricultura y Pesca, pasando por Exteriores, sin olvidar su pasado como comisario europeo y su jefatura en la negociación del Brexit, Michel Barnier es el comodín que ha encontrado Macron para evitar que Marine Le Pen se sume a la moción de censura de la izquierda. Lo que viene a confirmar que lo que disolvió Macron en junio no fue el Parlamento, sino el propio sistema republicano al que le queda poco para descomponerse del todo y alimentar con sus despojos a la extrema derecha.