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LOS RADLEY

Ni comedia, ni terror


Los vampiros han sido una figura central en el cine durante más de un siglo, adaptándose constantemente a las tendencias culturales y convirtiéndolos en uno de los monstruos más icónicos de la pantalla grande.

A diferencia de otras representaciones de vampiros en la cultura popular, “Los Radley” trata de humanizar a estos seres, presentándolos como individuos que lidian con problemas cotidianos como el estrés, las relaciones familiares y la integración social. Película con mucho humor negro que se desarrolla en los suburbios de una ciudad inglesa. La propuesta visual y su tono inicial me han parecido muy interesantes. Euros Lyn hace un buen trabajo al capturar la apariencia de un suburbio tranquilo y aburrido, bajo el cual late una tensión sobrenatural que lentamente va tomando el control de la trama.

Hay un par de hilos narrativos y giros creativos -que obviamente no les voy a desvelar- que funcionan a la perfección.

El reparto en general hace un trabajo maravilloso; Damian Lewis, Kelly MacDonald y compañía son los que sostienen la cinta.

Sin embargo, uno de los grandes problemas es que parece no saber qué tipo de película quiere ser. Mientras que la novela en la que se basa encuentra un equilibrio entre la sátira y el drama, la película lucha por mantener ese tono. Pretende ser una comedia de terror, pero ni genera miedo ni muchísimo menos risa. Este cruce de géneros hace que ninguna de las dos partes de la película logre tener la fuerza suficiente para causar un verdadero impacto en el espectador.

Utiliza el vampirismo como metáfora para explorar varios temas interesantes pero no logra desarrollar completamente el potencial de estas ideas, ya que la trama a menudo se siente indecisa y carece de una dirección clara.