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LA MITAD DE ANA

Reinventarse para renacer


Marta Nieto, en su debut como directora, trata un tema tan relevante como la transexualidad infantil, aunque desde una perspectiva diferente a la de la maravillosa película de Esti Urresola “20.000 especies de abejas”.

Ambas logran guiar al espectador hacia preguntas constantes fomentando una reflexión interna pero, en este caso, la mirada se centra en la experiencia de la madre, Ana, y la evolución que seguimos es la suya.

En un principio parece que el tema de la película es la infancia trans, pero realmente es sobre cómo una mujer adulta puede reinventarse y renacer. Por supuesto, es algo que hace para que su hija esté mejor.

La película se desarrolla principalmente entre los pasillos del museo donde trabaja Ana y la rutina de su vivienda; el hilo conductor del film lo encontramos en su trabajo: Marta Nieto juega con la idea de un cuadro -‘‘Un mundo” de Ángeles Santos- y lo utiliza para reflejar el mundo interior de la protagonista. Para reforzar dicho recurso, la cinta tiene ciertas secuencias oníricas, algo de animación, que, aunque conceptualmente muy interesantes, terminan por quebrar el tono naturalista que parece buscar la película.

Está escrita y rodada desde la comprensión y la ternura, es delicada y luminosa, y tiene mucha sensibilidad, pero le falta cierta concreción; maternidad, precariedad laboral, identidad, custodia, arte... La película aborda múltiples temas, pero al intentar abarcar tanto, pierde profundidad en cada uno de ellos.

Pese a que es algo irregular y le falta precisión, el debut en la dirección de Marta Nieto les resultará, como mínimo, interesante y muy gratificante.