27 FEB. 2025 IDA DE SEMIFINALES DE COPA La Real se topa con Lunin, La Cartuja se aleja y necesitará tirar de épica Los donostiarras plantaron cara al Real Madrid en un duelo de toma y daca, pero el guardameta ucraniano fue un muro infranqueable y Endrick aprovechó una contra para poner del lado blanco la semifinal de Copa. Habrá que esperar hasta el 1 de abril para la vuelta en el Bernabéu, que se vestirá de gala, como ayer Anoeta en el partido y sus alrededores en el recibimiento al equipo. Barrenetxea trata de superar al guardameta Lunin, con Oyarzabal expectante en el área. (Jon URBE | FOKU) Imanol INTZIARTE DONOSTIA No nos engañemos. Sevilla está a 900 kilómetros de Donostia, pero La Cartuja queda mucho más lejos. Nada que reprochar a un equipo que se vació y nunca se rindió, pero se topó con Lunin y con un Madrid que sí acertó en una contra para irse victorioso. El ambiente, primero en el exterior y luego dentro del estadio, fue el de las grandes ocasiones, con un mosaico en blanco y azul y un tifo con el lema «Ametsak bizirik dirau» en el fondo de Aitor Zabaleta. La Real salió apretando muy arriba. Barrene dio el primer aviso, y Kubo y Brais pusieron a prueba a Lunin. Anoeta pidió penalti en una caída del nipón y en la contra Güller disparó fuera. Ritmo frenético. La Real dominaba, pero el Madrid golpeó primero. Bellingham lanzó largo a Endrick, que le cogió la espalda a Zubeldia, y el brasileño batió a Remiro con el exterior de la pierna zurda tras un control perfecto con el muslo. Oyarzabal pudo empatar, pero su disparo con la derecha lo atajó Lunin. Y otra vez en una contra casi marca Vinicius, con su marcador Aramburu doliéndose en el suelo por un manotazo de Bellingham. Remiro salvó. La Real insistía y Barrene obligó a Lunin a lucirse. Al descanso, los blanquiazules sumaban siete disparos, cuatro a puerta, pero el gol era de los visitantes. De camino a vestuarios el árbitro se llevó una sonora pitada, tras su exhibición de doble rasero a la hora de señalar faltas y por acudir al delegado cuando se coreó «Asencio muérete». El ayer lateral derecho está imputado por la difusión de un vídeo de carácter sexual de una menor. AL BORDE DEL ABISMO Al descanso, Ancelotti lo quitó -tenía amarilla y estaba sufriendo con Barrene- para meter a Lucas Vázquez. Lunin seguía a lo suyo, tapando un testarazo a bocajarro de Oyarzabal a pase de Barrene. La réplica de Endrick se estrelló en el larguero. Toma y daca, con una Real volcada jugando al borde abismo. Berrene y Sucic dejaban sitio a Becker y Marín. Luego Óskarsson y Aritz entraban por Oyarzabal y Aguerd. Piernas frescas. Los donostiarras seguían sumando ocasiones, pero sin acierto. Ni siquiera cuando su rival la pifiaba. El Madrid también tuvo el segundo, pero Remiro lo impidió. El marcador no se movió más, aunque la Real murió con las botas puestas y en el área rival. «Sí se puede», «Jo ta ke irabazi arte», coreaba Bultzada tras el pitido final. Creer. AMBIENTAZOCientos de aficionados txuri-urdines se concentraron en los alrededores de Anoeta para animar a los jugadores cuando estos hicieron acto de presencia en el autobús. Después, en el campo, 37.373 almas animaron al equipo.