26 MAY. 2025 UNA FUNCIÓN INESPERADA Entre el camino y la aceptación Gaizka IZAGIRRE HERNANI Durante años, el cine ha representado el trastorno del espectro autista con altibajos. En los 80, filmes como “Rain Man” (1988) visibilizaron el autismo, aunque desde una mirada reduccionista y cargada de estereotipos. Con el tiempo, esas representaciones han evolucionado hacia enfoques más empáticos y realistas, mostrando la diversidad dentro del espectro. En esa línea se inscribe “Una función inesperada”, una película que aborda el vínculo entre un padre imperfecto y su hijo autista. La historia sigue a Max Brandel (Bobby Cannavale), un guionista que deja su carrera para reinventarse como comediante de stand-up. Vive con su padre Stan (Robert De Niro) y mantiene una tensa relación con su exmujer Jenna (Rose Byrne) sobre cómo criar a su hijo Ezra (William Fitzgerald), un niño autista. Tras la expulsión de Ezra de la escuela, Max decide llevárselo iniciando un viaje por carretera. A partir de ahí la película se apoya en la estructura del road movie, donde el camino se convierte en el escenario del cambio. Los dos recorren distintos lugares y se cruzan con viejos conocidos del pasado, pero más allá de los desencuentros, el viaje termina siendo una oportunidad para que padre e hijo se conozcan de verdad. Si bien la película logra emocionar en varios pasajes, le falta profundidad para dejar una huella más duradera y evita entrar de lleno en debates éticos o sociales más complejos sobre el autismo. Es una historia sencilla, pero muy humana. Con actuaciones destacadas, especialmente del joven Fitzgerald -neurodivergente en la vida real-, la película apuesta por un retrato auténtico y sin condescendencias. Un relato conmovedor sobre la paternidad, la diferencia y el poder de aceptar al otro tal como es.