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María Cueto, tejer lo efímero

La apuesta por el textil, invisibilizado en el arte contemporáneo, ha marcado a trayectoria artística de María Cueto. La muestra que alberga la Sala Kubo hasta el 28 de septiembre, comisariada por Leire Vergara, reúne medio centenar de piezas, maquetas y tramas textiles en acetato, cuadernos de trabajo, bocetos, fotografías y catálogos.

La exposición refleja la evolución de la práctica artístida de María Cueto. (Gorka RUBIO | FOKU)

Las piezas reunidas en la exposición “María Cueto. Tejer lo efímero: texturas, repetición, geometría, circularida” son fruto de su evolución artística, en la que la materia vegetal da vida a sus tapices y esculturas flotantes.

El textil fue vetado como lenguaje del arte contemporáneo a partir de los años 90 y de esa forma se inició su progresiva invisibilización. A la creadora María Cueto no le importó y ha sido la forma en la que se ha expresado durante cuatro décadas para alumbrar una obra de extraordinaria belleza y fragilidad que inducen a la calma.

Al igual que en informática el 0 y el 1 son la base de su código binario, las combinaciones con esos números lo son en la estructura de los tejidos y de ellos se ha servido la artista para dar forma a tramas que primero fueron planas y luego alcanzaron la tridimensionalidad, con hojas, semillas y otros elementos orgánicos dando forma a esferas, conos y espirales.

Cueto nació en la localidad asturiana de Avilés en 1960 y vive en Berastegi desde hace 33 años, tras haber tomado contacto con Gipuzkoa a finales de los 80 como creadora del taller de textil de Arteleku, el de mayor tamaño del centro de arte contemporáneo donostiarra que acabó desapareciendo llevado por esa ola antitextil en la esfera artística del momento. «Lo que a mí me fascina -destacó la comisaria Leire Vergara en la presentación- es esa perseverancia, esa fortaleza, con un lenguaje al que no se prestó atención durante décadas».

EL TAPIZ, VEHÍCULO PARA LLEGAR AL ARTE

«Nunca me importó -aseguró la artista- porque es con lo que yo mejor me expreso, nunca me ha importado que se dijera que no se llevaba. Cuando estudiaba diseño gráfico en Oviedo, ya utilicé tejidos e hilos para el proyecto fin de carrera. Y luego el tapiz el que me llevó al arte», explicó.

RECORRIDO

La exposición se inicia con el apartado “Texturas. Comienzos”, sus trabajos de 1980 a 1990, cuando el arte textil era auspiciado por museos de gran prestigio y documentado por publicaciones monográficas y revistas especializadas.

Cueto abre la década con objetos realizados en macramé -un cinturón, una cinta de pelo, unos pendientes y una pitillera-. A primera vista, son «objetos intrascendentes», accesorios cotidianos propios de una estética ochentera, pero documentan los inicios de la artista con el medio textil.

En “Lectura interior. Trabajo de laboratorio”, se observa cómo su paso por Arteleku le proporcionó un camino para la experimentación con materiales diversos y el diálogo con otros medios, como la serigrafía, en los que el entramado con fibra tomará especial protagonismo.

Son sobre todo superficies dimensionales, en la que explora la potencialidad textil en su retorno a un origen vegetal, como muestran las series “Lectura interior” (1992-1995), “Memoria vegetal” (1993-2000) y “Juncos del recuerdo” (1994-2002).

En “Repetición y geometría. Forma y naturaleza” (2000-2020), su obra crece en un contexto en el que la presencia de la artesanía va reduciéndose y con un lenguaje muy propio comienza a expandirse hacia el volumen a la vez que surge una conciencia ambiental. Las obras juegan con las escalas.

En la última sala, agrupadas con el epígrafe “Circularidad, tangibilidad y experiencia (presente y futuro)”, se muestran piezas de series como “Morada del aire”, proyectan imágenes compuestas del cruce entre geometría y patrones reticulares, cubos, conos, espirales construidos con la misma delicada meticulosidad que el resto.