Sin escaleras

Algo ha cambiado en este formato televisivo de condena de telediario o de amontonamiento de cámaras, micrófonos y otros dispositivos en los juzgados. Antes teníamos escaleras que eran una simbología sobrevenida de la justicia a granel, pero ahora en esta puerta del Tribunal Supremo a la que se le presta una atención obsesiva, solamente hay un leve escaloncito y una rampa metálica para que puedan entrar las sillas de ruedas. Sin escaleras el encuadre es más simplón.Conforme avanza la instrucción de este caso que ya nadie sabe cómo llamar, porque puede ser Koldo, Ábalos, Santos Cerdán o como dice la pinza actual Podemos PPVox, depende del día, la hora y la consigna es caso Sánchez o caso PSOE. Lo cierto es que las expectativas creados por los dos primeros cofrades de ese lugar incierto donde los redactores de la UCO colocan la trama, las tramas, los exabruptos o las frases entrecortadas de unos audios que pueden ser manipulados hasta la extenuación, han resultado, en primera instancia judicial e informativa, irrelevantes. Esperan a Santos Cerdán. Y Santos Cerdán espera un milagro, en su Milagro natal.

La presión informativa es delirante. La estrategia golpista que inició Aznar siguió Feijóo, acompañó M. Rajoy y remató Borja Mari, sobre la manipulación electoral no tiene un pase y muestra la locura de extrema derecha de la banda que ahora preside, por delegación, esa persona que habla como si fuera obispo de Mondoñedo o presidente en la sombra del gobierno imaginario. Es una actitud demencial, un auténtico peligro democrático, una manera de alejarse de la Moncloa.