Publicidad del miedo

El ministro de Consumo anuncia que se va a hacer una ley con el propósito de regular la que llama «publicidad del miedo». Y al escucharlo y al sufrir esta publicidad de manera torrentosa por diferentes medios, entro en una fase de reconocimiento de una angustia compartida de manera inconsciente con muchos congéneres, porque está claro que el miedo que las empresas de alarmas propagan sobre la ocupación no es solamente una trampa publicitaria, sino un reforzamiento de una estrategia política en la que el miedo, la supuesta inseguridad, es armamento constante de alteración de una realidad impertinente.

Lo de la ocupación es una de esas hipérboles que desasosiegan, porque existen estadísticas, estudios, informes policiales y el porcentaje de ocupaciones de viviendas habitadas es casi inexistente. Se ocupan viviendas vacíos, cerradas, pertenecientes en su inmensa mayoría a bancos o fondos de inversión, por lo que, al repetirse de una manera tan exagerada en cada anuncio, y son cientos o miles, son propaganda política a favor de la extrema derecha bicéfala.

Causa todavía más molestia, más angustia, los anuncios reiterativos de esas llamadas agencias privadas de alquiler seguro que aseguran elegir a los inquilinos, el pago al propietario de las mensuales si existiera demora hasta que se desaloje al moroso. Son anuncios que asustan, parece como si fuera una mafia que quiere proteger a los arrendadores y coloca a los arrendatarios siempre como sospechosos. Tremendos mensajes. Todo está encadenado. Los grandes tenedores y sus instrumentos.