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STRANGERS: CAPÍTULO 2

Nada nuevo tras las máscaras


Antes de lanzarme a destripar esta “joya”, voy a hacer un esfuerzo por situarles en el contexto: esta es la cuarta película de la saga “The Strangers”. Pero esperen, que esto se pone más divertido: también es la segunda entrega de una nueva trilogía, y, por si fuera poco, es la secuela directa de “The Strangers: Capítulo 1”.

“Strangers: Capítulo 2” retoma la historia justo donde terminó su predecesora, continuando la pesadilla de las protagonistas tras sobrevivir al ataque de los asesinos enmascarados. En los primeros compases parece que asoma una tímida mejora respecto a la primera entrega: hay más acción, la tensión se estira un poco más y hasta nos regalan un par de escenas visualmente resultonas. Pero no se emocionen: todo eso se hunde rápidamente en una espiral de clichés tan previsibles que uno empieza a adivinar los sustos con media hora de antelación. Es una experiencia del montón, de esas que no ofenden pero tampoco dejan huella.

La narrativa, en lugar de avanzar, se dedica a dar vueltas sobre sí misma: persecuciones que parecen sacadas de un videojuego, sustos de manual y personajes que, en vez de evolucionar, parecen atrapados en un ciclo eterno de correr, gritar y volver a correr.

Madelaine Petsch cumple con su papel de protagonista, pero su actuación se ve limitada por un guion que no le permite más que reaccionar ante los ataques.

Es una secuela que, aunque ligeramente superior a la primera película, termina ahogándose en su propio exceso de clichés, decisiones cuestionables y una alarmante falta de originalidad. Los fans del terror quizá logren rascar un par de momentos entretenidos y disfrutables.