23 OCT. 2025 EDITORIALA Es crucial apuntalar el derecho internacional {{^data.noClicksRemaining}} Para leer este artículo regístrate gratis o suscríbete ¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión REGÍSTRARME PARA LEER {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Se te han agotado los clicks Suscríbete {{/data.noClicksRemaining}} La Corte Internacional de Justicia (CIJ), principal órgano judicial de las Naciones Unidas, emitió ayer una contundente resolución en la que recuerda la obligación de Israel, como potencia ocupante, de garantizar los suministros vitales en Gaza. Le conminó a no usar el hambre como arma de guerra y a dejar entrar la ayuda humanitaria, también la transportada por la Unrwa, la agencia de la ONU para las refugiadas palestinas, a la cual Israel veta acusándola de colaborar con Hamas y de emplear a muchos de sus miembros. «No hay pruebas de que la Unrwa haya violado los principios de imparcialidad recogidos en el artículo 59 del Cuarto Convenio de Ginebra», zanjó ayer el presidente del tribunal, Yuji Iwasawa. El bloqueo de Israel a la entrada de ayuda humanitaria en la Franja es una de las pruebas del algodón que permiten poner en duda el compromiso del Estado sionista con el teóricamente vigente alto el fuego. El compromiso alcanzado por Tel Aviv y Hamas contemplaba la entrada diaria de 600 camiones repletos de ayuda pero, según la oficina de prensa del Gobierno de Gaza, de los 6.600 camiones que debían haber entrado hasta el martes, solo habían ingresado en la Franja 986, una cantidad que no cubre las «necesidades humanitarias y vitales mínimas», según las autoridades gazatíes. Israel no va a cumplir la orden. No cabe llamarse a engaño. Esto genera a menudo una frustración comprensible, y un enfado hacia los organismos internacionales, incapaces de detener un genocidio. Pero la responsabilidad es de quienes trabajan enconadamente por derruir el derecho internacional, una herramienta indispensable para, al menos, aspirar a cierta defensa del débil frente al fuerte en la selva de las relaciones internacionales. Si no existieran, habría que inventarlas. Como ya existen, toca respaldarlas, fortalecerlas y dignificarlas. La orden de arresto contra Benjamin Netanyahu, dictada por otro tribunal internacional, la Corte Penal Internacional (CPI), ha sido todo un hito en el descrédito y el creciente aislamiento de Israel en el mundo. Ambos tribunales son, junto a otras muchas palancas, fundamentales para poner fin al genocidio e impedir que sus autores salgan impunes.