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Los ecologistas critican el mercado de carbono en la COP30

Los acuerdos internacionales fijan la cantidad de créditos de carbono disponibles en cada país y luego gobiernos y empresas pueden vender los suyos sobrantes o comprar los de terceros. «Sirve de excusa para seguir emitiendo», apuntan los ecologistas.

Indígenas brasileños en el exterior de la sede de la COP30. (Pablo PORCIUNCULA | AFP)

Los mercados de carbono vivieron un punto de inflexión en la COP29 de Bakú, cuando se logró consensuar un reglamento para poder regularizar los acuerdos internacionales de compra y venta de emisiones pero, un año después, los grupos ecologistas dudan de su eficacia real.

Estos mercados se diseñaron para asignar un valor económico a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) creando los créditos de carbono, cada uno de los cuales representa una tonelada de CO2 no generada, o bien compensada y eliminada de la atmósfera mediante, por ejemplo, proyectos de reforestación.

Los acuerdos internacionales fijan la cantidad de créditos de carbono disponibles en cada país y luego gobiernos y empresas pueden vender los suyos sobrantes o comprar los de terceros en función de sus necesidades y objetivos.

Los mercados de carbono existen desde el Protocolo de Kioto de 1997, aunque el primer sistema de comercio regulado internacional de importancia data de 2005, y durante años ha sido uno de los principales asuntos de negociación de las cumbres climáticas.

HERRAMIENTAS EJECUTABLES

Expertos consultados han explicado que la COP30 debe impulsar la aplicación de estas herramientas para que funcionen «con integridad y transparencia», ya que el despliegue de la normativa legal continúa y faltan algunas reglas por cerrar.

Elvira Carles, directora de la Fundación Clima y Biodiversidad, cree que la cumbre de Belém tendrá que «enfatizar que los instrumentos del Acuerdo de París -entre los cuales hay una referencia explícita a los mercados de carbono- son herramientas ejecutables» y no deben quedar «sobre el papel».

Ya en la cumbre de líderes de la semana pasada quedó claro que las grandes economías quieren avanzar en esta dirección: la UE, China y Gran Bretaña fueron algunos de los países que se unieron a la coalición promovida por Brasil para facilitar el intercambio de experiencias y fortalecer la cooperación en esta regulación.

La normativa «introduce mayor transparencia y nuevos mecanismos de control», señala la profesora de Finanzas y especialista en finanzas sostenibles Ariadna Dumitrescu, quien señala entre otras ventajas el aporte de credibilidad que suponen, «a diferencia de lo que ocurre en los mercados voluntarios, que se han visto cuestionados por falta de garantías».