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EUROLIGA

Un arranque pésimo da paso a una paliza sobre un tristísimo Bayern

Los de Paolo Galbiati cayeron por 14-26 en el primer cuarto, pero superaron claramente al cuadro bávaro con Nowell luciéndose y chispazos de Howard.

Howard al fin ofreció un momento de lucidez. (Raúl, BOGAJO | FOKU)

Si este año el lema del Baskonia es «¿Eres creyente?», habrá que responder que sí, que la afición cree en su equipo... a pesar de haber visto.

El partido empezó en el segundo cuarto para este remozado Kosner Baskonia. Tras un horror de arranque, finalizado con 14-26 para el Bayern y pitos en la grada, la decoración cambió radicalmente. Los de Paolo Galbiati al fin dieron muestras de estar vivos y tener sangre en las venas, con Luwawu-Cabarrot y Markus Howard, ¡al fin!, liderando la remontada consumada con un parcial de 21-8: 35-34.

Pero luego de una contra en la que los árbitros pasaron por alto una clara antideportiva sobre Khalifa Diop, el juego baskonista se fue deslavazando. De pronto, la energía de los minutos de la remontada devino en precipitación y errores absurdos, circunstancia que el Bayern de Múnich empleó para volver a ponerse por encima sin hacer nada del otro jueves: 35-39.

Por fortuna para los gasteiztarras, el cuadro bávaro se contagió del despropósito local y eso facilitó a los de Paolo Galbiati retomar la ventaja rápidamente, ya con el descanso de un duelo tan malo como alocado llamando a la puerta. Una frivolidad de Lucic terminó con asistencia del serbio para canasta de Jessup, aunque al final, una bandeja de un Nowell concentrado elevó el 42-41 con el que acabó la primera mitad, por increíble que fuera. Pero es que el parcial del segundo acto fue de 28-15.

El paso por vestuarios no enfrió al Baskonia que lograba no solo mantener la iniciativa, sino ir abriendo poco a poco la ventaja, fruto de un gran acierto en el tiro de dos y de saber responder a los coletazos del cuadro bávaro, que en todo caso no quería rendirse, aunque se viera con una lucidez muy mermada respecto del arranque del duelo.

Un parcial de 9-0 en el arranque del último cuarto ponía el marcador en 76-62 y a partir de ahí, lo que había empezado amenazando tragedia, acabó convertido en una fiesta para sumar la cuarta victoria en la Euroliga. Eso es creer... a pesar de haber visto.