El dique aguanta 70 minutos antes de sucumbir bajo la oleada culé

Las frases hechas sirven a los cronistas deportivos para siempre tener razón. «Las estadísticas no engañan» o «las estadísticas están para romperlas». Ante la visita de Osasuna al Camp Nou, y vistos los números rojillos fuera de casa -dos puntos en ocho partidos en Liga-, la opción más probable era la primera. Sobre todo teniendo en cuenta que el Barcelona solo había cedido un mísero empate en su feudo.

Lo cierto es que el conjunto navarro firmó un notable ejercicio de resistencia que permitió mantener el marcador a cero durante 70 minutos, pero finalmente cayó por aplastamiento.

Lisci presentó un único cambio respecto a la victoria ante el Levante, pero la entrada de Herrando por Rubén García significaba el regreso a esa defensa de tres centrales con la que el italiano se encuentra más cómodo.

Una decisión esperable para rendir visita a un rival temible. El plan rojillo estaba claro, aguantar en campo propio con un 5-4-1 y buscar el agujero en la adelantada defensa culé, principalmente con el bullicioso Víctor Muñoz partiendo desde la derecha.

Cualquiera sabe que el Barça va a generar un ramillete de ocasiones. Una asistencia de Yamal que remató Ferrán por encima del larguero fue el primer susto serio (m.15), aunque el primer disparo a portería llegó en una media vuelta de Budimir, que volvió a intentarlo de primeras. Osasuna mostraba las uñas.

En el otro lado del campo, Eric García y Yamal probaban desde lejos. El que sí acertó fue Ferrán, en segunda jugada tras un córner. Budimir habilitaba su testarazo, pero el tanto se anuló por un fuera de juego anterior de Raphinha. Por un pie, más que suficiente. Una chilena de Ferrán fue lo último reseñable antes del descanso.

OCASIÓN DE VÍCTOR

Lisci repitió en el arranque de la segunda mitad el cambio del lunes, dando entrada a Iker Muñoz por Torró. El otro Muñoz, Víctor, tuvo el 0-1 en una contra en la que activó el DRS para superar a Balde, pero tras esprintar 60 metros le faltó precisar en su disparo.

Fue un chispazo en mitad de la salida en tromba culé. Osasuna aguantaba el asedio como los aliados en Tobruk. El técnico rojillo refrescó su equipo con cuatro cambios más en busca de oxígeno.

El último fue justo antes de que Rafinha recibiera un balón de Pedri en el balcón del área grande y engatillara un zurdazo lejos del alcance de Herrera, en una de las pocas ocasiones en las que los azulgranas consiguieron tener metros para correr entre las dos líneas rojillas (1-0, m.70).

El tanto no modificó el guion, a la espera de llegar a la recta final y ahí arriesgar en pos del empate. No pudo ser, el brasileño sentenció al remachar un centro de Koundé que desvió Catena (2-0, m.87).