15 DIC. 2025 AZKEN PUNTUA Fragilidad Iñaki LEKUONA Profesor {{^data.noClicksRemaining}} Para leer este artículo regístrate gratis o suscríbete ¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión REGÍSTRARME PARA LEER {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Se te han agotado los clicks Suscríbete {{/data.noClicksRemaining}} Francia atraviesa una fase de gran fragilidad», según Nicolas Sarkozy, cuyo breve paso por prisión, en lugar de condenarlo al ostracismo político, le ha recolocado en primera línea de la actualidad, aupado por un discurso victimista que le siguen comprando sus simpatizantes. Y eso a pesar de que acabe de blanquear el discurso de extrema derecha de Jordan Bardella, comparándolo con el del RPR de Jacques Chirac, olvidando que el antiguo líder neo gaullista tenía claro que nunca se acercaría al partido de Le Pen. Pero para Sarkozy no hay líneas rojas con la extrema derecha, sobre todo si lo que está en juego es «la identidad nacional» basada en «la herencia judeo-cristiana». Francia está en peligro y todo vale para rescatarla, como si hubiéramos regresado al régimen filo fascista de Vichy, aquel que reemplazó el republicano libertad, igualdad, fraternidad por el de patria, familia y tradición, y que continuó con el plan de erradicar las lenguas y culturas locales, impulsado por la III República y que prosigue aún hoy, a pesar de que el prefecto de Pau asegure obscenamente por carta lo contrario. Es cierto, Francia atraviesa una fase de gran fragilidad, institucional, económica e identitaria, pero sobre todo moral, que le permite victimizarse como vulnerable para justificar así un supremacismo cada vez más sólido y aterrador.