En pie, famélica legión

De pie, caminando, con recursos audiovisuales especiales. Así se vende la hipócrita y desechable intervención del excuñado de Urdangarin en su mensaje navideño, una tradición demasiado tradicionalista y de las Jons. Sesudos comentaristas, tertulianos, portavoces y algunos agentes libres y supletorios han opinado sobre el contenido. Y más que de estar de pie, yo los he notado puestos de rodillas, como si la consigna fuera alabar al hijo de defraudador y franquista que ha escrito un libro de desmemorias que parece un programa electoral de signo ultra.

¿A qué viene en estos momentos analizar el discurso con tantos elogios, como si esas palabras enlatadas, escabechadas, sirvieran para algo más que para sus artículos? Incluso quienes hablan en contra lo hacen desde una atalaya demasiado elevada, por no decir que mean fuera del tiesto, ya que ni por esas vamos a ir hacia una posibilidad remota de plantear una tercera República. Así que, si piensan que sus opiniones van a variar la actitud de la Corona, son unos ingenuos y lo que hacen es reforzar a esta impuesta monarquía parlamentaria por contraste.

Como ya llevamos alguna sesión de cena familiar y han surgido, obviamente, asuntos políticos, yo solamente puedo colocarme en una esquina de la mesa ovalada para volver a gritar a ritmo acompasado, en pie, famélica legión, porque lo que está logrando el capitalismo salvaje es proletarizar a las clases trabajadoras a base de salarios bajos y alquileres y suministros altos. En cuanto se den cuenta de su retroceso van a tener que organizarse para luchar contra la explotación y la autoexplotación.