26 DIC. 2025 JOPUNTUA Me llena de orgullo y satisfacción Imanol INTZIARTE Periodista {{^data.noClicksRemaining}} Para leer este artículo regístrate gratis o suscríbete ¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión REGÍSTRARME PARA LEER {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Se te han agotado los clicks Suscríbete {{/data.noClicksRemaining}} En la película ‘El discurso del rey’, su graciosa majestad británica Jorge VI contrata a un logopeda para ayudarle a corregir su tartamudez, lo cual es sin duda un hándicap para una persona entre cuyas principales funciones es hablar en público, aunque muchas veces sea para no decir nada sustancioso. Así que abro melón. ¿Por qué hay que ‘valorar’ siempre y en toda circunstancia el mensaje que cada año suelta en Nochebuena el rey de España? Ya sé que somos muy de dejarnos llevar por las inercias y las tradiciones, y que en épocas de escasez informativa todo vale para el convento, pero ciertamente no entiendo esa costumbre y la relevancia que le dan algunas formaciones políticas que no se tienen por muy monárquicas. Partidos independentistas, republicanos, abertzales… enviando convocatorias para la matinal de Navidad para contarnos, ¡oh sorpresa!, que el mensaje de Felipe de Borbón y Grecia «no era lo que esperaba la sociedad vasca» y que «vive muy alejado de la realidad». Conste que escribo esto con 48 horas de antelación, pero me juego la cesta de Navidad que regala mi empresa a que las reacciones no andan muy alejadas de mis pronósticos. Por cada acierto prometo meterme un chupito entre pecho y espalda. Pero… ¿la sociedad vasca esperaba algo de este hombre? ¿No tienen estos portavoces nada mejor que hacer, como abrir regalos de Olentzero, dormir la resaca o irse a pasear al Gorbea? Porque el tipo este habla en público un montón de veces cada año, que si la Pascua Militar, que si la inauguración del año judicial, que si la recepción en el palacio de Marivent… y como norma general por estos lares nadie le hace ni puñetero caso, nos da igual, suele ser irrelevante salvo en casos muy puntuales, como el año del referéndum independentista en Catalunya. Sí, lo sé, el que no ‘valora’ el discurso no sale en el Teleberri ni en los papeles, que es de lo que se trata. Pero bueno, yo dejo aquí el tema, con un año por delante para repensarlo. Abro melón. ¿Por qué hay que «valorar» siempre y en toda circunstancia el mensaje que cada año suelta en Nochebuena el rey de España?