29 DIC. 2025 OPORTUNIDADES Y RETOS DEL TELETRABAJO ¿Puede el teletrabajo mitigar el crecimiento acelerado? Con la Fundación Elhuyar como anfitriona, se han reunido recientemente en Donostia treinta investigadoras e investigadores de diez países del proyecto europeo Remaking. Han analizado las oportunidades y los retos del teletrabajo a diferentes niveles: empleadas y empleados, empresas, sociedad y medio ambiente. Una persona teletrabajando. (Vitaly GARIEV | UNPLASH - REMAKING) Maider IANTZI GOIENETXE {{^data.noClicksRemaining}} Para leer este artículo regístrate gratis o suscríbete ¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión REGÍSTRARME PARA LEER {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Se te han agotado los clicks Suscríbete {{/data.noClicksRemaining}} El teletrabajo abre muchas oportunidades. Está muy relacionado con la satisfacción personal, con la conciliación. Pero, aunque es más invisible, también se está estructurando un gran cambio a nivel de mercado laboral. No solo el sueldo, las nuevas generaciones también valoran la gestión del tiempo y la posibilidad de quedarse en su territorio. Las migraciones que se están desarrollando hacia el sur son ejemplo de ello. El objetivo del proyecto europeo Remaking, del que forma parte la Fundación Elhuyar, es estudiar los impactos del teletrabajo y, a partir de ellos, tratar de trabajar con las políticas. «Es nuestra ambición. Nos gustaría ver esta herramienta como una oportunidad inclusiva y positiva», declara Patrizia Leone, investigadora de la Universidad de Bologna y co-coordinadora de Remaking, en entrevista con GARA. Su pregunta es: ¿El teletrabajo puede ser una de las políticas que ayudan a resolver o mitigar las implicaciones negativas del crecimiento acelerado de las ciudades? Accesibilidad a la vivienda, exclusión social, congestión, movilidad, desigualdad, pobreza... TRES NIVELES El teletrabajo es un fenómeno que tiene muchas implicaciones. A nivel individual, puede facilitar la conciliación entre la vida laboral y familiar. A nivel productivo, es una ventana para flexibilizar el trabajo y, a la vez, atraer talento de otros lugares. Las implicaciones sociales también son importantes, ya que abre la posibilidad a una nueva organización espacial y territorial, tanto en la dimensión urbano-rural, como en la relocalización a nivel más amplio de país, tratando de descongestionar las ciudades y de repoblar las áreas internas que se están vaciando. En Italia, por ejemplo, Leone cuenta que está ocurriendo «un rebalance» entre norte y sur. Hay personas que siempre han vivido al norte por temas de trabajo que tímidamente están intentando volver al sur. Los tres niveles están relacionados. La experta reivindica que el teletrabajo es «una palanca», una de las condiciones que tienen que existir, y que es imprescindible «una gobernanza y una gestión institucional». Se necesitan políticas de conectividad, servicios sociales, transporte e infraestructuras socioeconómicas. REVIVIR LAS ÁREAS SUBURBANAS Leone sostiene que el teletrabajo tiene mucha potencialidad para «revivir las áreas suburbanas». En Remaking están estudiando si hay posibilidad de vivir las áreas suburbanas de forma diferente, que no sean solo dormitorios, que puedan tener una comunidad con más sentido de pertenencia, porque nos podemos quedar dos o tres días a la semana en nuestro lugar y desarrollar ahí otras actividades que no sean solo vivir y trabajar. Si por un lado, el teletrabajo es una herramienta que puede reducir las desigualdades, por otro, puede llegar a ser una herramienta de desigualdad, porque no todos los tipos de trabajo y funciones pueden hacerse con el teletrabajo. En el proyecto escuchan las experiencias de las y los trabajadores, porque no es lo mismo teletrabajar en una casa pequeña con tres hijos o en una casa grande con jardín. Hay muchas desigualdades raciales y de clase, incluso de género. Depende también de cuál es el desarrollo estructural del país, del pueblo y del territorio, si te provee espacios ajenos a tu casa o incentivos. «El teletrabajo es una de las herramientas dentro de un marco o ecosistema más grande donde entran los incentivos institucionales, las políticas internas de la empresa y factores sociales, que tienen que ser regulados y gestionados». GUERRA Y NÓMADAS DIGITALES El proyecto Remaking está analizando cuatro casos muy interesantes por sus diferencias, porque el teletrabajo es muy heterogéneo en Europa. Por un lado, está el caso de las migraciones forzadas por choques estructurales como la guerra. «Hemos entrevistado a personas que migraron forzadamente de Ucrania a República Checa y Alemania y que gracias al teletrabajo pueden seguir contribuyendo a la economía del país sin estar en su país». Otro caso es el de los nómadas digitales. «Lo estudiamos en Grecia y Portugal, aunque se puede ampliar al sur de Europa. Este fenómeno es muy visible, porque hay colonias de trabajadores autónomos que viajan con su mochila y su ordenador y que hacen trabajos culturales y creativos. Vienen al sur con un potencial adquisitivo y gozan de condiciones meteorológicas más favorables que en sus países, además de la comida y de la cultura». La isla de Madeira, por ejemplo, está totalmente reorganizada para los trabajadores digitales, con servicios que favorecen su entrada. Asimismo, las Islas Canarias se están organizando para acoger estos flujos que traen dinero. Es un movimiento que está siendo facilitado por los países. En Remaking analizan la relación entre la comunidad acogedora y las nuevas comunidades, porque, por supuesto, estas tienen un impacto en la sociedad: la subida del precio de la vivienda y la inflación. Se asocia al turismo, que es muy significativo en estos países. ITALIA E IRLANDA Los otros dos casos son Italia (Bologna y Milán), con las y los trabajadores de la post-pandemia, e Irlanda, con su alto nivel de digitalización, cuna de empresas digitales como Airbnb, Uber y Booking. En Italia, el objetivo es averiguar qué efecto está teniendo el teletrabajo en el estilo de vida y en la producción y ver la potencialidad que tiene en la reorganización territorial. El teletrabajo ofrece ventajas para las empresas en términos de costes, descentralización y atraer talentos. Es lo que estudian en Dublín. ENTRE 35 Y 54 AÑOS DE EDAD Han hecho 14.000 entrevistas a personas que teletrabajan en seis países de la Unión Europea. Llama la atención que el núcleo del teletrabajo tiene entre 35 y 54 años. Las más jóvenes siguen más atadas a la oficina. «El teletrabajo se ve como una concesión de la empresa que se puede dar cuando ya hay una experiencia y confianza con la persona. Por eso llega un poco más tarde. Aún así, en las entrevistas de trabajo, además del sueldo, se pregunta cuántos días se puede teletrabajar. Por el lado de la empresa todavía hay una falta de confianza cuando se teletrabaja. Los resultados dicen que no hay una bajada de productividad, pero sí hay un tema de organización laboral. Además, la innovación no está favorecida por el aislamiento social». «Otro dato importante es que si bien los estudios europeos dicen que somos el 20% quienes teletrabajamos, entre los trabajadores entrevistados por nosotros son casi el 40%. El teletrabajo que se realiza el 100% de la jornada laboral es marginal con respecto al trabajo híbrido. Lo que está entrando normalmente es el trabajo híbrido. Habitualmente son dos días a la semana en casa y tres días en la oficina. En líneas generales, aparentemente no hay diferencia entre los géneros, aunque habría que estudiar de manera más específica a nivel de rentas y categorías». Tampoco ha cambiado la suma de las horas laborales, que está en 40 horas semanales. Las mujeres acceden más al trabajo parcial por el tema de la desproporción en el trabajo de cuidado. MOTIVACIONES En el teletrabajo general la conciliación es muy importante, así como moverse menos, ahorrar horas de transporte para dedicarlas a otras actividades. «Cuando yo hago mi trabajo desde casa, esas horas que hubiese invertido en el transporte, que pueden ser una, dos o tres horas por día, las puedo dedicar al deporte, a quedarme más tranquila con el trabajo de cuidado, a participar más en la vida social y escolar. La reorganización temporal del día y la semana es un tema muy sentido. Evitar la congestión, caminar, ir en bicicleta, disfrutar más de la propia comunidad». Por otro lado, a las y los trabajadores «les gusta el patrón dos días-tres días. Valoran seguir teniendo contacto con colegas y el lugar del trabajo, pero, a la vez, gozan al ahorrar tiempo y tener pautas más relajadas». A la vez, el teletrabajo brinda flexibilidad y autonomía para organizar tu propio tiempo y trabajo. Esto está muy relacionado con la satisfacción laboral. «Esto está muy bien para las que pueden y tienen estas herramientas de poder organizarse; no todas las empresas ni trabajadores pueden». Excepto en los casos de las guerras y la pandemia, el teletrabajo es algo voluntario. Es más: es una reivindicación de los sindicatos a las empresas. INICIATIVAS POLÍTICAS Las políticas sobre teletrabajo son muy diferentes en Europa y se está luchando para tener un marco. Hay acercamientos diferentes. Por ejemplo, «en España y Portugal hay una regulación más estatal. En Bélgica, Luxenburgo y Francia hay una regulación de contratación colectiva entre sindicatos y empresas. En los países del norte no hay políticas importantes que vienen del estado; es más un tema de diálogo social». Remaking recomienda una armonización de las políticas en Europa, así como medidas para favorecer y compensar los costes de los trabajadores. Políticas para crear un mercado común de las capacidades a nivel europeo para atraer talentos y competencias. Regular el tema de los nómadas digitales. Evaluar la productividad, regular las desigualdades, promover la flexibilidad y el derecho a la desconexión. El teletrabajo puede fomentar la precarización, porque la representación de las y los trabajadores es más compleja sin trabajar en un lugar reconocido. Hay riesgo de que se rompan los lazos entre los trabajadores y que no se vean como un sujeto político. En el caso de los nómadas digitales hay, además, riesgos territoriales, conflictos sociales, subida de precios, dispersión de la fuerza laboral. CONTINUACIÓN Ahora Remaking juntará los resultados del estudio en un macro análisis y trabajará con los agentes políticos para poder ponerlos en práctica. La Universidad de Bologna tiene una red de empresas e instituciones que aplican el teletrabajo. «Tratarán de implementar un proyecto piloto a partir de nuestros resultados para ver cómo se puede cambiar la movilidad. Por ejemplo, yo puedo ofrecer una sala para un trabajador de otra empresa, pero que le viene más cómodo estar allí». También están trabajando en un libro que quieren publicar en 2026 sobre las implicaciones del teletrabajo en Europa, EEUU y China.