01 FEB. 2014 PAPEREZKO LUPA El PP, centr...ífugo Maite SOROA msoroa@gara.net El PP pasa por un momento delicado, pero lo lleva con gallardía, pues es gente muy de esas cosas. Y, según quién lo cuente, no pasa absolutamente nada. «Abc» anunciaba que Rajoy «apelará a la unidad en la Convención para lanzar la campaña de las europeas». Y en un faldón bajo el epígrafe «No hay fractura», ofrecía las pruebas de ello con sendas frases de María Dolores de Cospedal, Ana Botella, Alberto Ruiz-Gallardón, Alfonso Alonso y Rita Barberá, conocidos cargos públicos peperos. La alcaldesa de Valencia negaba que haya rupturas en el PP y expresaba un pensamiento difícil de aprehender dada su profundidad: «lo único que está roto son otros». El exalcalde de Gasteiz y portavoz del PP en el Congreso español tampoco dejaba lugar a la duda: «Cuando una persona seria como Aznar da una explicación, lo razonable es creerle». Y el ministro español de Justicia justificaba la ausencia «física» de su exjefe en la Convención de Valladolid diciendo que su aportación «no solo es de pasado, sino de presente. A través de FAES ayuda a construir el discurso del PP». No es preciso que insista, servidora se lo cree. Precisamente algo relacionado con esa «aportación» destacaba ayer «El País»: «Aznar trata de marcar la pauta a Rajoy sobre Cataluña desde FAES». Y en un comentario en ese diario, Josep Ramoneda hacía interesantes observaciones, como que «Al PP se le rompen las costuras por su flanco más derechista, precisamente en el momento en que está desarrollando la parte más radical de su programa, con las leyes del aborto, de educación y de orden público», o que ese partido «después de la suspensión de la doctrina Parot, aceleró su proyecto de restauración conservadora para tranquilizar al sector más derechista de su electorado», lo que, asegura Ramoneda y es evidente, no fue suficiente: «El malestar toma ya forma de fugas». Una paradoja: «esto ocurre precisamente cuando el PP más se aleja del centro», y una advertencia: «Si el PP sigue desplazándose hacia la extrema derecha, puede perder al sector liberal». También «La Razón» parecía darse cuenta de ello, pero intentaba disimular con un editorial titulado «La vocación centrista del PP». Aseguraba que «No se trata de renunciar a las señas de identidad del partido, sino de resistir a la tentación de extremar algunas posiciones para contentar a los sectores más intransigentes». Es decir, no hay que dejar de ser facha, pero de cara a las elecciones hay que disimular un poco más.