24 MAR. 2014 La osadía local no pudo equilibrar la diferencia de recursos Legitimación de la desigualdad Los 34 puntos de Robinson en una brillante segunda parte no fueron suficientes ante un Barça que rompió el duelo antes del descanso. Jon ORMAZABAL GIPUZKOA BASKET 75 BARCELONA 86 El aumento de la desigualdad es una de las más crueles consecuencias de la nueva situación social derivada del neoliberalismo y, aunque existen causas mucho más traumáticas, el deporte profesional también las padece, por lo que Illunbe asistió a un ejercicio de legitimación de la desigualdad en el que se han convertido los partidos, en los que han de buscarse otros consuelos al margen del resultado. Salvando las enormes distancias, fue como ese ciudadano que, con enormes problemas para llegar a fin de mes, se maravilla al ver uno de esos indignos programas de televisión en el que los más favorecidos exhiben sus obscenas mansiones, junto a su billete de lotería. Sin Winchester ni Motos para su línea exterior, y con Raúl Neto aún sin recuperar su tono físico, Sito Alonso apostó por la osadía para hacer frente a uno de los duelos más desiguales de los que tendrá que afrontar esta temporada. Arriesgó con el base brasileño desde el inicio y, de la mano de un Robinson acertado que vuelve a recuperar sensaciones, consiguieron responder a la primera acometida culé, comandada en este primer cuarto por Huertas y Navarro. Sin embargo, el desigual cuerpo a cuerpo se rompió en cuanto ambos entrenadores comenzaron a gestionar sus recursos. Y es que, mientras las opciones del inquilino del banquillo de Ilunbe se limitaban a animar a los suyos a volver a intentarlo cada vez que fallaban una opción, Xavi Pascual se permitió el lujo de elevar el ritmo al castigar cada mala acción, cada mala defensa, con una ración de banquillo. Así, en apenas ocho minutos, el entrenador barcelonista ya había puesto en pista a once jugadores que tranquilamente pueden ser titulares en la práctica totalidad de equipos ACB -faltaban Tomic, Papanikolaou y Todorovic-, mientras que el técnico local miraba a izquierda y derecha pero sin hallar soluciones a sus limitaciones. Por mucho que al Barcelona le faltara Tomic, líder en rebotes de la ACB con 7 por partido y un promedio de casi once puntos, la superioridad interior blaugrana fue apabullante. Doblas tuvo que multiplicarse, pero se encontró con un jugador como Lampe, que aprovechó la ocasión para exhibir una calidad solo comparable a su inconsistencia. El polaco, con 11 puntos, y la joven perla Hezonja dinamitaron el partido en el segundo cuarto. Es más, las sensaciones, con una sangría en rebotes de 7/23 a favor de los culés, con solo cuatro defensivos por parte de los de casa, y el 58% en triples de los visitantes fueron incluso peores que los 19 puntos a favor con los que el Barça se fue al descanso. Exhibición de Robinson Con el partido roto, el Gipuzkoa Basket tuvo el mérito tras el descanso de evitar que toda la segunda parte se convirtiera en 20 minutos de la basura. Aprovechando la lógica relajación de un equipo que se veía ganador, por mucho que su técnico tratase de mantener el nivel, GBC se puso el reto de ir intentando ganar parciales, algo que terminó consiguiendo. Para ello tuvo que encomendarse al acierto exterior de un Jason Robinson que alcanzó su top con 34 puntos, pero que, obviamente, no fue suficiente para inquietar al Barcelona, ni siquiera cuando se acercaron a la sicológica barrera de los diez puntos. No obstante, la recuperación del estadounidense es una gran noticia ante retos más naturales como el de Murcia.