27 JUL. 2014 OFENSIVA ISRAELÍ CONTRA LA FRANJA DE GAZA Los cadáveres hallados durante la tregua elevan los muertos al millar El pequeño respiro que el alto el fuego de doce horas dio ayer a los habitantes de la Franja de Gaza sacó a la luz el horror de la destrucción y permitió recuperar más de un centenar de cadáveres que permanecían bajo los escombros, elevando el balance de muertos a al menos 1.050. Mientras los gazatíes se aprovisionaban y trabajaban entre las ruinas, los esfuerzos diplomáticos seguían, aunque solo lograron que Israel ampliara la tregua hasta hoy y la negativa de las milicias palestinas. GARA GAZA Más de 130 cadáveres de hombres mujeres y niños fueron recuperados ayer de entre los escombros a los que el Ejército israelí ha reducido numerosas localidades de la Franja de Gaza. Los gazatíes aprovecharon el alto el fuego humanitario de doce horas para aprovisionarse, tratar de salvar las pocas pertenencias que podían quedar en sus casas o en sus ruinas, buscar supervivientes o, en el peor de los casos, sacar cadáveres de entre los cascotes, asistidos por los servicios de emergencias. Así, son ya al menos 1.050 los muertos provocador por Israel en sus diecinueve días de ofensiva militar contra el enclave palestino, que ha dejado más de 6.000 heridos. La inmensa mayoría de las víctimas son civiles y muchos de ellos niños -alrededor de 200 muertos-. Mientras el macabro recuento avanzaba, los ministros de Exteriores de EEUU, Estado francés, Qatar, Turquía, Alemania, Gran Bretaña y la Unión Europea intensificaban en Paris sus esfuerzos diplomáticos para intentar ampliar el alto el fuego humanitario en vigor durante 24 horas renovables y alcanzar lo antes posible una tregua negociada duradera, de ahí la presencia de los cancilleres qatarí y turco tras el fracaso de la propuesta presentada por EEUU, Egipto y la ONU. Sin embargo, la petición fue desoída ya que Israel solo accedió a prolongar la tregua primero cuatro horas y después hasta hoy y las milicias palestinas, que reanudaron el lanzamiento de cohetes, rechazaron su ampliación. La breve tregua humanitaria fue respetada por ambas partes, pero Israel dejó su «trabajo» hecho antes de su entrada en vigor con nuevos bombardeos y una treintena de víctimas mortales más, diecinueve de ellas pertenecientes a la misma familia. Además, otros cuatro soldados israelíes fueron abatidos antes del alto el fuego por milicianos palestinos y ya son cuarenta los militares muertos en esta ofensiva. A ellos hay que sumar tres víctimas civiles del lado israelí. La ofensiva militar contra Gaza, la cuarta desde la retirada unilateral de Israel de Gaza en 2005, amenaza con extenderse a Cisjordania, donde el viernes efectivos israelíes mataron a ocho palestinos en las protestas convocadas en el marco del Día de la Ira para protestar por la masacre de Gaza. A pesar de la recomendación de Hamas a los más de 160.000 desplazados que buscaron refugio en instalaciones de la ONU para que no se acercaran a los edificios y las zonas bombardeadas porque puede haber munición sin estallar o ser una trampa, en Beit Lahia, Bait Hanun, Al-Shahaiye, Al-Juza o Rafah, y a lo largo de toda la Franja, hombres, mujeres y niños se apresuraban con un frenesí inusual en una mañana de Ramadán para saber el estado de sus viviendas o huir, por fin, de «un infierno en la tierra», en medio de un continuo baile de ambulancias que hasta ayer no habían podido acceder a zonas de esas localidades. «¿A quién le importan los pobres? ¿A quién le importan los palestinos? Tenemos la desgracia de ser pobres y palestino, y a nadie le preocupa que nos maten», gritaba ayer en la devastada Beit Hanun Hatem, un joven desempleado de 24 años, que extendía su ira más allá de Israel y Hamas y colocaba al presidente egipcio, Abdelfatah al-Sissi en los primeros puestos de su lista de culpables de la actual ofensiva. Y no es el único que piensa así. Precisamente ayer, Egipto, aliado de Israel, amenazó con romper sus lazos con Turquía -muy tensos desde el derrocamiento del islamista Mohamed Morsi por el Ejército egipcio- tras las críticas por parte de su primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, contra El Cairo y su presidente por su gestión de la crisis de Gaza. «La masacre no puede continuar, es insostenible, y todos los países que estaban en la mesa de negociaciones han hablado con una sola voz», indicaron fuentes oficiales galas presentes en la breve cumbre de ayer en París, que añadieron que el objetivo común es lograr una tregua prolongada y duradera. El ministro británico, Philip Hammond, instó a extender la tregua por «absoluta necesidad humanitaria». El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, por su parte, volvió a pedir un alto el fuego humanitario de siete días como preludio a unas conversa- ciones de paz. Aunque al principio la petición cayó en saco roto al aceptar solo Israel ampliar cuatro horas la tregua, a última hora de ayer el Gobierno de Benjamin Netanyahu decidió prolongarla las 24 horas solicitadas, mientras las milicias palestinas rechazaban la propuesta, según informó el portavoz de Hamas en Gaza, Sami Abu Zuhri, y reanudaban el lanzamiento de cohetes. Los primeros hicieron saltar las alarmas en Eshkol, localidad israelí fronteriza con Gaza; los siguientes apuntaban a Ashdod y Guedera, al norte de la Franja. La agencia oficial de noticias egipcia MENA informó de que al menos cuatro niños fallecieron y otras cinco personas resultaron heridas por la explosión de un cohete disparado desde la península del Sinaí contra Rafah. Mientras los esfuerzos diplomáticos continúan -se esperaba el regreso del estadounidense John Kerry a la zona- las manifestaciones de protesta se extienden por muchas capitales del mundo. En Londres, decenas de miles de personas -45.000, según algunas fuentes- denunciaron la ofensiva Israelí, mientras el París, donde hubo cerca de un centenar de arrestos y se reprodujeron los incidentes entre manifestantes y Policía, unas 10.000 personas -4.000, según fuentes policiales- desafiaron la prohibición de los tribunales a instancias de su presidente, François Hollande. Un millar de israelíes se concentró en Tel Avis para protestar por la actuación de su Gobierno y exigir el cese de la operación militar. Una de sus pancartas aludía a una vieja proclama bíblica para decir que Israel es «un Estado que se come a sus habitantes», a la que agregó: «Y mata a sus vecinos». Frente a ellos, la extrema derecha pidiendo que continúe el castigo colectivo a Gaza.