19 AGO. 2014 Udate | Bilboko Aste Nagusia Los fuegos atraen a las masas al anochecer No acabo de entender la atracción que tienen los fuegos artificiales, que dejan a miles de personas mirando al cielo con la boca abierta. Txomin PITARKE Eurobengale y Girorina son dos nombres que a pocos villanos dirán algo. Astondoa ya es otra cosa, porque son de Areatza y es la pirotecnia de Bizkaia. ¿Quién no ha ido nunca a sus instalaciones a adquirir `munición' para iniciar el año con un poco de ruido? Su progresión en ese complicado mundo en el que se mezclan pólvora negra; polvillo de acero, zinc y cobre; clorato de potasio, cloruro de calcio y litio; y nitrato de cobre, bario y estroncio, no ha sido fácil, pero gracias a su esfuerzo han logrado que sus colecciones no solo se incluyan en el programa de exhibición de fuegos artificiales, sino en el certamen internacional. Ayer, a la noche, los vimos y nos gustaron. Hubo ruido. Desde que yo recuerdo, y ya son 37 años, los fuegos han tenido su espacio en Aste Nagusia. Añoro cuando las medidas de seguridad no eran tan estrictas y se tiraban desde la explanada sobre la estación de La Naja. ¡Qué tiempos aquellos! ¡Qué jóvenes éramos entonces! La hora de su lanzamiento siempre ha sido un hito en el programa festivo, pues divide el `horario infantil' y da paso al tiempo de los noctámbulos, que finaliza normalmente cuando los de la limpieza te invitan a retirarte para que pasen el escobón o a una ducha rápida. Los fuegos son la hora del bocadillo, y sus previos de las colas ante las txosnas que ofertan los bocadillos más sabrosos. Luego, entre mordisco y sorbo de kalimotxo, algunos tienen la boca libre para comentar detalles de las palmeras, voladores, volanderas y tracas; también de los colores y el ruido que producen. Tampoco es baladí el emplazamiento donde verlos: Arenal, Uribitarte, Ayuntamiento y hasta Artxanda. Y aquí también hay clases, pues mientras la mayoría pisamos el asfalto, otros los ven en atalayas como La Bilbaina. Nunca he entrado en la batalla dialéctica sobre la mejor ubicación, sobre gustos no hay nada escrito, pero lo cierto es que volver a casa con un principio de tortícolis no puede ser bueno. Y menos en la valoración de los fuegos, porque dentro de todos siempre hay un jurado en potencia. Es factor de discusión en cuadrillas y familias. ¡Increible! Es que somos unos sinsorgos...