04 OCT. 2025 EDITORIALA La capital de Gipuzkoa no es un batzoki {{^data.noClicksRemaining}} Para leer este artículo regístrate gratis o suscríbete ¿Ya estás registrado o suscrito? Iniciar sesión REGÍSTRARME PARA LEER {{/data.noClicksRemaining}} {{#data.noClicksRemaining}} Se te han agotado los clicks Suscríbete {{/data.noClicksRemaining}} Estaba bastante claro que Eneko Goia no iba a ser el candidato del PNV a la Alcaldía de Donostia en las próximas elecciones, previstas para 2027. Había muchas razones para ello. Para empezar, los y las vecinas de Donostia valoraban mal su gestión; en sus tres legislaturas como alcalde, Donostia se ha desbaratado y se ha vuelto hostil para sus habitantes, sin que Goia haya sido capaz de frenar ni una sola de las tendencias críticas que afectan a la capital guipuzcoana. En segundo lugar, no ha tenido capacidad para ejercer un liderazgo claro ante los gigantescos retos que tiene la capital. Además, por último, parecía cansado, desgastado y enojado. Lo que nadie esperaba era que Goia protagonizase una espantada a mitad de legislatura, dejando el cargo de alcalde en el plazo de dos semanas. Que en Gipuzkoa el PNV está desnortado es evidente, lo demuestran los resultados electorales y las críticas que recibe de sus propias bases. Y se confirma con cada decisión que toman sus dirigentes. La de presentar al sucesor de Goia, Jon Insausti, en un acto de corte electoral en la calle es un ejemplo más de esa desconexión entre el partido y la opinión pública. Una presentación así contraviene las normas básicas de protocolo, es poco elegante para con el resto de la corporación y refleja una perspectiva patrimonialista de las instituciones que socava la democracia y refuerza las críticas que recibe el PNV. Presentar a Insausti bajo el lema «Alderdia gara» es toda una declaración de intenciones. Nadie que no sea un sectario puede defender que esta es la mejor manera de presentar un relevo institucional tan importante como el del alcalde de una capital. Teniendo en cuenta que el partido sufre un significativo desgaste, que se palpa en el ambiente y en las encuestas, tampoco habrá muchos profesionales de la comunicación política que consideren que esta haya sido una gran maniobra. Eneko Goia sale por la puerta de atrás y Jon Insausti llega coronado de un batzoki. Para colmo, las críticas por hacer las cosas mal no serán bien aceptadas. Deberían escuchar más, cambiar de actitud y estar a la altura del poder que ostentan.