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Seúl propone mejorar lazos con Pyongyang a partir del acuerdo sobre Kaesong

Seúl ha propuesto a Corea del Norte retomar asuntos pendientes entre ambos países tras su histórico acuerdo en la víspera para reabrir el complejo de Kaesong, en un día de celebración en la península que conmemora la liberación del imperialismo nipón.

Los representantes de las dos Coreas estrechan sus manos tras el acuerdo para reabrir Kaesong. (AFP PHOTO)
Los representantes de las dos Coreas estrechan sus manos tras el acuerdo para reabrir Kaesong. (AFP PHOTO)

En su discurso para honrar esta fecha festiva en el país, la presidenta surcoreana, Park Geun-hye, ha instado al Ejcutivo norcoreano a reanudar las encuentros de familias coreanas separadas por la guerra y a establecer un parque de la paz dentro de la zona desmilitarizada que separa a ambos países.

El que estas propuestas, sobre las que Corea del Norte aún no se ha pronunciado, llegaran a buen puerto representaría un avance sustancial en las relaciones intercoreanas, que han atravesado algunos de sus peores momentos desde que Pyongyang realizó una prueba nuclear en febrero y se elevara el nivel de tensión entre ambos países.

En cualquier caso, Park ha expresado a Pyongyang su deseo de que la próxima reunión entre familias divididas pueda producirse en torno a la festividad de «Chuseok» (el festival de la cosecha), una de las más importantes en la península y que este año se celebra el 19 de setiembre.

Este tipo de encuentros, en los se reúnen miembros de los miles de familias que quedaron fracturadas cuando la guerra civil (1950-1953) dividió en dos la península, no se producen desde otoño de 2010.

En su intervención Park ha pedido al Gobierno norcoreano abandonar su programa nuclear.

Por su parte, Corea del Norte, que también celebra hoy el día de la liberación, acusó al Gobierno japonés, a través de un comunicado remitido en la víspera, de no haber mostrado nunca un «honesto arrepentimiento hacia las víctimas y países» que colonizó y agredió durante parte del siglo XX.

A su vez, en Tokio tres ministros del Gobierno conservador de Shinzo Abe han visitado, día en el que se celebra la festividad para honrar a los muertos y los antepasados en Japón, el polémico santuario de Yasukuni.

Yasukuni consagra a todos los caídos en nombre del Imperio Japonés entre 1867 y 1945, entre los cuales se encuentran 14 militares a los que el Tribunal Penal Militar Internacional para el Lejano Oriente condenó por crímenes de clase A cometidos en el marco de la Segunda Guerra Mundial.

La acción ha desatado las protestas, como ha sido habitual en los últimos años, de Pekín, que convocó al embajador nipón en China para pedir explicaciones, y de Seúl, que tachó, a través de un comunicado de su cancillería de «deplorable» un acto que «glorifica la invasión imperialista».