Se esperaba desde hacía meses y hoy por fin la Generalitat ha presentado Tributs de Catalunya, el primer paso hacia una futura Hacienda catalana, estructura de estado que todos los actores del proceso independentista califican de indispensable. En concreto, el president, Artur Mas, ha presentado hoy junto a los presidentes de las cuatro diputaciones catalanas un nuevo organismo que integrará los servicios tributarios ofrecidos hasta ahora por la Generalitat, las diputaciones y algunos ayuntamientos.

Según han explicado, los objetivos son ofrecer una ventanilla tributaria única, ampliar y acercar los servicios de atención y asistencia a los contribuyentes, y potenciar y mejorar la lucha tanto contra la morosidad fiscal como contra el fraude fiscal. Para ello, Tributs de Catalunya cuenta ya con 53 oficinas repartidas por todo el territorio –ampliables hasta 152–, a través de las cuales prevé comenzar a recopilar información recaudatoria a partir del verano.

Pero más allá de los detalles económicos, a nadie se le escapa que la clave del organismo presentado hoy radica en el paso que supone hacia la Hacienda catalana, un compromiso sellado en el acuerdo de legislatura entre CiU y ERC, compartido por el resto de fuerzas favorables al derecho a decidir, y calificado de indispensable por los informes del Consell Assessor per a la Transició Nacional (CATN).

Así lo ha remarcado el propio Mas, que ha asegurado que «no se puede construir un edificio moderno sin las herramientas fundamentales», entre las que ha incluido a la Hacienda. El president ha calificado el paso de hoy como «clave en un momento de pulsión centralista y control financiero» por parte del Gobierno español. Por ello ha calificado de indispensable la creación de una Haciena catalana «propia, integral y moderna», que ofrezca «autonomía financiera», con el objetivo de tener «la oportunidad de construir un país mejor».

Para ello, ha considerado necesario que la futura Hacienda catalana no «calque» el modelo español, sino que se conciba para conseguir «más proximidad y menos fraude fiscal, más cooperación y menos represión», en el camino de hacer entender a la gente que con sus impuestos «está haciendo que el estado de bienestar quede sólidamente fundamentado».