Erik Sryrstrad y Mariana Castro, ella embarazada de 34 semanas, son una pareja que hicieron un viaje de 22 horas desde Kongsberg, una pequeña ciudad del sur de Noruega de unos 25.000 habitantes, hasta Río de Janeiro, para asistir al encuentro inaugural en el que Argentina venció 2-1 a Bosnia-Herzegovina, en el Maracaná. Eran los poseedores de dos de las casi 7.000 entradas solicitadas desde el país nórdico. De las casi tres millones de entradas vendidas para el Mundial de Brasil, alrededor de un 40% fueron adquiridas por extranjeros, y una parte considerable de las solicitudes corresponden a ciudadanos de naciones que no disputan el torneo. Tan solo de Canadá, 11º país en el que más solicitudes hubo, llegaron casi 30.000. El país norteamericano también encabeza el ranking de visitantes no participantes de la web de la FIFA, seguido de India y China.

Han transcurrido desde aquel debut dos semanas, unos cuantos partidos, un récord de goles, algún mordisco que otro y, llegados a este punto, el lema del Mundial parece ser aquel de ``América para los americanos'', que rezaba la célebre Doctrina Monroe, que parece detentar su propia dimensión futbolística.

Comienzan los octavos de final: 8 selecciones americanas, 6 europeas y 2 africanas. Dos entran, una sale. Ninguno de los representantes asiáticos ha ganado un partido en esta edición, la primera vez desde 1990 que ocurre; África, en cambio, ha clasificado por primera vez en su historia a dos equipos (Nigeria y Argelia) para la segunda fase; y tres selecciones de la Concacaf estarán también en los octavos de final, algo que no había sucedido nunca. El Mundial de verdad empieza ahora, con un claro favoritismo para el continente anfitrión aunque no estaría de más recordar que en Sudáfrica 2010 también hubo solo seis europeos en octavos de final, pero tres de ellos llegaron a semis y dos fueron finalistas.

Muchos son quienes, en coincidencia con aquellos brujos peruanos en los días previos al Mundial, apuestan porque el próximo 13 de julio veremos una finalísima entre brasileños y argentinos, entre Neymar y Messi, por mucho que ninguno de ambos combinados haya enamorado a nadie. Brasil se enfrenta hoy a un hueso duro de roer (18.00, Tele 5) y no es de extrañar que se apueste dinero por la selección chilena de Jorge Sampaoli. La Canarinha tampoco lo tendrán fácil si supera esta fase. En cuartos le aguardarían nada menos que Colombia o Uruguay y, en una hipotética semifinal, quién sabe si Alemania o Francia. Desde luego que si los anfitriones llegan vivos a Maracaná el mérito será enorme.

Argentina, por contra, es otra incógnita porque todavía no ha tenido un rival de entidad delante y el cuadro que le viene le sonríe. En teoría debería imponerse a Suiza y luego le tocarían Bélgica o EEUU, rivales más o menos `asequibles' hasta que en semifinales se las tenga que ver con Holanda, con permiso de México o Costa Rica.

Pero, más allá de las cábalas, es hora del todo o nada. Los favoritismos acaban sobre el mismo césped de Belo Horizonte o Recife. Y este sábado nos reserva un plato fuerte, o mejor, dos. Brasil-Chile y Colombia-Uruguay. Doble duelo sudamericano sin clara ventaja para ninguno, a no ser que la ausencia de Luis Suárez en la vanguardia charrúa se considere un plus para los cafeteros James Rodríguez, Cuadrado y compañía.

Brasil y Chile abren los octavos

Brasileños y chilenos abren el melón de los octavos, con Sampaoli terminando antes de tiempo un entrenamiento con los suyos, después de que un helicóptero -aparato de «O Globo», socio de la Confederación Brasileña de Fútbol- se dedicara a sobrevolar el campo donde se ejercitaban. Felipao Scolari -al que en Chile se recuerda que mostró su apoyo a Pinochet durante su exilio inglés- no quería a los chilenos ni en pintura.

Nadie duda de que Chile puede poner contras las cuerdas a una dubitativa Seleçao a la que sus vecinos no dudarán en morder en cada lance, en cada disputa. Hay ya rinocerontes, lobos marinos, etc. que apuran sus predicciones para el marcador del choque, pero lo que parece claro es que, como ha dicho el barcelonista Alexis Sánchez, «este partido está hecho para el que quiera llegar a la final». Y añadió su receta ganadora: «Los argentinos entran ganando al campo de juego y a veces por eso ganan los partidos, y eso nos falta al chileno y queremos darle una alegría a todos».

La historia mundialista nos dice que Chile cayó ante Brasil siempre que pasó de fase (semifinales en casa en 1962 y octavos en 1998 y 2010) pero, como reivindica su técnico Jorge Sampaoli, «cada partido es diferente, pero nuestra actitud y nuestros métodos no cambian». Los brasileños son favoritos, admite el entrenador argentino, «pero es cierto que los chilenos se han ganado al menos el respeto del adversario», concluye.

El otro choque del día, Colombia-Uruguay, vendrá marcado por el juego alegre y experimentado de los primeros y la paciente espera de los segundos, atentos a su oportunidad. La ambición cafetera frente al corazón charrúa, y todo a una hora de máximo calor en Brasil, las 13.00 hora local, para disfrute de los telespectadores europeos, que lo seguirán desde el cómodo sillón de su domicilio.

Para los colombianos del argentino Pekerman sería todo un éxito cruzar esta barrera -solo una vez pasó la primera fase y cayó luego ante Camerún- y todo un espaldarazo para su plantel para seguir creciendo en este Mundial. Y para los uruguayos, sería algo así como «que la chupen y sigan chupando» que Diego Armando Maradona dedicara a la prensa de su país tras clasificar a su selección para el Mundial de Sudáfrica. «Si piensan que nos perjudicaron están muy equivocados. Uruguay es como un león herido que saldrá a jugar con dientes apretados», ha declarado el directivo Ernesto Dehl. En Uruguay, la sanción a Luis Suárez se ha considerado casi como una declaración de guerra de la FIFA.

Precisamenten en el programa de Telesur ``De Zurda'' que protagoniza `El Pelusa' argentino, entró en directo el presidente uruguayo, Pepe Mújica, quien reconoció que en el país «estamos llenos de bronca». Y se despachó a gusto: «Soy viejo, me acuerdo cuando usaban alfileres y en los córner echaban tierras en los ojos. Y los tanos -los italianos- son campeones en hacer calentar a la gente. Por eso la gente veterana tendría que darse cuenta de que se pasaron de la raya. O somos iguales o somos chiquitos. Tiramos para afuera a Italia e Inglaterra, cuánta guita perdieron». Él fue uno de los cientos de compatriotas que fueron a recibir al `Pistolero' a su regreso al país.

Pep Guardiola valora el Mundial

Dos duelos de altura para abrir boca de aquí al martes. Un Holanda-México apasionante mañana, un más que incierto Costa Rica-Grecia, el favoristismo de Francia ante Nigeria, el esperadísimo por su trascendencia histórica Alemania-Argelia, la imperiosa obligatoriedad de Argentina de dejar en la cuneta a Suiza, y la necesidad de saber si Bélgica, que viene de hacer pleno en su grupo pese a tener solo 25 minutos de ventaja en sus tres partidos, podrá con el ADN competitivo de unos yankis a los que sigue hasta Barack Obama desde su Air Force One.

«Pensé que iba ser mas lento», aseguró sobre el Mundial el técnico del Bayer, Pep Guardiola, en una conferencia en Buenos Aires, en la que valoró lo visto hasta la fecha con las siguientes palabras: «Está muy chulo, muy ameno, muy divertido», porque «hay muchos goles y los equipos salen a atacar, no van con miedo, a defenderse».

Es cierto que unos cuantos seleccionadores están apostando por defensas de cinco, o que Grecia ha clasificado incluso con una diferencia negativa de goles, pero también este Mundial está siendo el de los récords anotadores -136 ya cuando en todo Sudáfrica 2010 fueron 145-, porque nunca se había visto tantos en una fase de grupos desde Suecia´58, de algunos partidos espectaculares y eso que aún falta lo mejor.