Alberto PRADILLA IRUÑEA
Entrevista
Manu Pineda
Activista internacional en Gaza

«Evacuamos a los enfermos en sábanas, uno a uno, por las escaleras»

Nacido en Málaga hace 49 años, Manu Pineda desarrolla su labor en la asociación Unadikum, dedicada a la solidaridad con Palestina. Durante los últimos años ha acompañado a pescadores y agricultores para protegerles de los ataques del Ejército israelí en Gaza, donde se encuentra en la actualidad.

Este activista internacional tiene una amplia trayectoria en la defensa de los derechos de los palestinos a través de la asociación Unadikum. En 2012 ya se encontraba en Gaza durante la agresión israelí. Después, siguió con la incansable labor de tratar de proteger a campesinos y pescadores que son atacados por el Ejército. El jueves, cuando tratábamos de realizar la entrevista telefónica, los proyectiles comenzaron a impactar en los muros del hospital Al Wafa, en Gaza. Allí se encontraba Pineda junto a la también activista Valeria Cortés. Finalmente, se vieron obligados a evacuar.

¿Cómo está viviendo la operación militar contra Gaza?

Se trata de una operación criminal. A diferencia de 2012, donde se mató a muchos civiles pero de un modo más esporádico, ahora se está matando a familias enteras, bombardeando sistemáticamente edificios con ellas dentro. Estamos viendo muchos cadáveres de niños de meses, de pocos años... Están cruzando todas las líneas rojas: atacando centros de discapacitados, centros geriátricos, hospitales, coches de prensa... No hay límites y parece que lo peor está por venir.

¿Se refiere a la operación terrestre? Tras días de especulaciones, está en marcha...

Sigo apostando por que no haya una invasión a gran escala como en Plomo Fundido, porque Israel no quiere bajas y ya ha tenido la primera. No obstante, para garantizarse la incursión sin sufrirlas tienen que convertir Gaza en una alfombra por delante de ellos. La gente tiene pánico porque esto puede ser un baño de sangre. Para seguir tienen que ir arrasando todo lo que está por delante.

Ustedes se encontraban en el hospital Al Wafa en el momento en el que fue atacado por los tanques. ¿Cómo sucedió?

Lo bombardearon con nosotros dentro. Comenzaron los impactos, a caerse muros, se fue la luz. Un desastre. Teníamos arriba 17 enfermos, 16 de los cuales estaban en coma. Una chica joven estaba medio consciente, pero el resto no. Los teníamos en la planta alta, con el ascensor roto, y ellos enganchados a tubos. Teníamos que bajarlos porque, si no, los mataban. Uno a uno, fuimos cogiéndolos, con las sábanas, como podíamos. Los dejábamos en el suelo y subíamos a por otro. Cuando estaban amontonados, porque no había otro modo, llamamos a las ambulancias. En Cruz Roja respondieron que no mandaban porque era una zona peligrosa. Así que evacuamos, en varios viajes, entre un conductor y yo.

Basman Alashi, director del hospital, ha anunciado que llevará a Israel ante La Haya por este ataque.

Sí, a Israel y a la Cruz Roja. Porque habló con ellos y le pidió que hablase con Tel Aviv para que no bombardeasen. Su respuesta fue que ellos no llamaban a nadie, que sabían que tenían que haber evacuado.

¿Cómo fue la evacuación?

Mientras marchábamos caían las bombas y, durante el camino, tampoco respetaron nada. Nos cayó un proyectil al lado, en un edificio, cuando pasábamos. Los cascotes le dieron a Valeria en el brazo. No es que dieran una tregua de diez minutos.

¿Cuál es la labor de los activistas internacionales?

Estamos visitando hospitales, heridos, morgues, sacando fotos de los ataques, de las zonas donde bombardean... Haciendo reportajes que desmonten el discurso oficial de que aquí hay una operación quirúrgica para acabar con terroristas. Aquí no hay terroristas. Aquí hay una resistencia legítima. Pero, además, matan a gente que no está luchando: familias, civiles...

La agresión ha vuelto a desatar la solidaridad internacional con Palestina. ¿Qué reclaman desde Gaza?

Que se manifiesten. No solo contra Israel, sino contra nuestros gobiernos. Israel puede hacer lo que hace porque tiene su apoyo. Se les llena la boca de democracia y de derechos humanos y, al final, le venden las armas o llegan a acuerdos. Además de denunciar a Israel como un criminal hay que denunciar la complicidad de nuestros gobiernos y activar el movimiento BDS (boicot, desinversiones y sanciones), que es la herramienta más eficaz para combatir la ocupación.

 

Unicef denuncia la falta de agua y medicamentos para los niños

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha denunciado la escasez de servicios básicos, tales como agua o medicamentos, para niñas y niños de Gaza debido a la escalada de la violencia y los ataques israelíes. El balance se situaba ayer en 59 niños muertos y otros 500 heridos en Gaza, y cuatro niños heridos en Israel.

Según datos de Unicef, unas 90.000 personas carecen de suministro de agua corriente y no funcionan la mitad de las plantas de aguas residuales, lo que aumenta el riesgo de enfermedades.

Unicef está comprando medicamentos pediátricos básicos y los equipos que tienen sobre el terreno están ofreciendo ayuda sicológica a los niños y a sus cuidadores. A su vez han comenzado con la emisión por radio de alertas sobre las municiones sin estallar. Instan a todas las partes a cumplir con su obligación legal y moral de proteger a los civiles, en especial a los niños.

La Agencia para los Refugiados de la ONU eleva a 61.479 los civiles palestinos que han buscado refugio en sus ya saturadas instalaciones.

Pese a esta dramática situación las autoridades egipcias impidieron cruzar la Franja de Gaza por el paso fronterizo de Rafah a un convoy de activistas locales que transportaba ayuda humanitaria y sanitaria. GARA