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La OTAN mantiene la presión sobre Rusia en torno a Ucrania

La OTAN insistió ayer en mantener la presión sobre Rusia respecto al conflicto ucraniano responsabilizando a Moscú de las violaciones del alto el fuego acordado en Minsk. A pesar del encuentro de la víspera entre el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, con el presidente ruso, Vladimir Putin, los socios de la Alianza subrayaron su escepticismo hacia Moscú. Además, alertaron de la posible instalación de armas nucleares rusas en Crimea.

Al día siguiente de que el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, pareciera abrir una puerta a rebajar las hostilidades entre Occidente y Moscú por el conflicto ucraniano, la OTAN mantuvo la presión sobre Rusia en la reunión de los ministros de Exteriores de sus socios, en la ciudad turca de Antalya. En su declaración final, los 28 países miembros de la Alianza militar occidental exigieron a Rusia que «cese su continua y deliberada desestabilización en el este de Ucrania» y «retire sus fuerzas y equipos militares del territorio ucraniano».

«Estamos en un momento crítico para Rusia y los separatistas, que deben actuar para respetar el acuerdo de Minsk. Esperamos que el presidente (ruso, Vladimir) Putin, Rusia y los separatistas se reúnan con el Gobierno ucraniano para poner en práctica totalmente el cese el fuego», afirmó Kerry.

El secretario de Estado de EEUU dio además cuenta a sus socios de las entrevistas que mantuvo la víspera en Sochi con Putin y su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, que había calificado como «francas y productivas» y parecían aligerar las hostilidades.

«Hay verdadera necesidad de dialogar con Rusia, pero hay que recordar que hay una diferencia entre los discursos y los actos», subrayó el ministro belga, Didier Reynders. «Entre los aliados europeos reina un gran escepticismo y más aún entre quienes conocieron la dominación soviética», añadió.

Su homólogo alemán, Frank Walter Steinmeier, estimó que aún quedan «muchos obstáculos» para que la tregua sea efectiva. «No hablaría de un giro. Hay que espera un proceso largo y difícil», opinó.

El primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, empleó un inhabitual tono duro frente a Moscú al denunciar la «anexión ilegal» de Crimea por Rusia en marzo de 2014.

Armas nucleares en Crimea

Los representantes de la OTAN firmaron con su colega ucraniano, Pavló Klimkin, una declaración conjunta en la que denunciaron que sigue habiendo «violaciones del alto el fuego» por parte de separatistas apoyados por Rusia, así como el uso de armas pesadas, lo que «contradice los acuerdos de Minsk» de febrero pasado.

«Estamos profundamente preocupados por las declaraciones de los líderes rusos sobre el posible futuro posicionamiento de armas nucleares y sus sistemas de entrega en Crimea, lo que podría ser desestabilizador», añadieron, aludiendo a la península anexionada por Rusia en marzo de 2014. Así, condenaron «firmemente el continuo y amplio desarrollo militar» ruso en esa península crimeana.

El Gobierno ruso alega que no tiene ningún plan previsto para llevar a Crimea armamento atómico, si bien ha dejado claro que tendría derecho a hacerlo.

Los aliados insistieron en que Rusia utilice su influencia sobre los insurgentes «para garantizar que cumplen los términos de los acuerdos de Minsk».

También destacaron el avance de la financiación en la mejora de sus sistemas de Defensa, mando, comunicaciones y logística, así como el apoyo a militares y el despliegue de asesores militares, y no descartaron «la posibilidad de fondos fiduciarios adicionales».

 

La Alianza mantendrá sus soldados en Afganistán

Los ministros de Exteriores de la OTAN acordaron mantener su presencia militar en Afganistán más allá de finales de 2016, cuando estaba prevista su retirada. «Hemos acordado que mantendremos una presencia en Afganistán, incluso después del fin de nuestra misión actual ‘Apoyo Resolutivo’», explicó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

Indicó que la futura presencia «estará dirigida por civiles» pero «tendrá un componente militar». «Nuestro objetivo será asesorar e instruir a las instituciones de seguridad afganas, ayudarles a ser autosuficientes y consolidar lo que ya hemos logrado», añadió. Todavía no se ha decidido el número exacto de soldados que permanecerán en el marco de la nueva misión. Stoltenberg habló de «una huella ligera», que fuentes diplomáticas estimaron en unos 2.000 efectivos limitados a Kabul.

Por su parte, los talibanes afganos advirtieron de que responderán aumentando los ataques a tropas extranjeras con nuevas tácticas. El portavoz, Zabihullah Mujahid señaló que «hemos planeado operaciones especiales a larga escala solo contra tropas extranjeras en sus bases militares y campos de seguridad». Añadió que los insurgentes planean «nuevos ataques con nuevas tácticas militares para atacar los centros más seguros de las tropas extranjeras». Los talibanes exigen el fin de la presencia extranjera como condición para participar en el proceso de paz que pretende el Gobierno del país. «Cada vez que los afganos quieren encontrar una solución a la guerra, los invasores extranjeros crean un nuevo obstáculo», añadió Mujahik. GARA