El primer alcalde musulmán de Londres es también el político que más votos ha obtenido en toda la historia de Gran Bretaña, con un apoyo de 1.160.000 papeletas. Sadiq Khan ha obtenido más apoyos incluso que los que consiguió Boris Johnson en 2008. El candidato favorito en las encuestas se llevó la victoria con un 44% de los apoyos, frente al 35% que consiguió el candidato conservador, Zac Goldsmith. El tercer lugar –aunque a mucha distancia– correspondió a la candidata de Green, Sian Berry.

El sol y veinticuatro inusuales grados de temperatura acogieron ayer la noticia de la victoria y los informativos especiales que prácticamente las principales cadenas realizaron desde el City Hall se vieron embellecidos con las vistas de un Londres de postal desde las cristaleras del edificio de Norman Foster. A eso de las siete de la tarde (hora local) se publicaba la noticia que se venía dando por hecho desde que había comenzado el recuento, ya que en todo momento Sadiq Khan se situó en cabeza.

Aunque a este abogado musulmán se he ha relacionado más con el perfil político del exlíder laborista Ed Milliband, Jeremy Corbyn fue de los primeros en felicitar al nuevo primer edil londinense. Lo hizo vía Twitter, asegurando tener «muchas ganas de trabajar juntos para hacer de Londres una ciudad justa».

Y es que tras las celebraciones, Khan tiene por delante gobernar con su equipo una ciudad de más de ocho millones de habitantes, con un grave problema de vivienda y de carestía de servicios como el transporte. De hecho, algunos de sus compañeros del Partido Laborista hacían hincapié anoche en el «origen humilde» del nuevo alcalde, lo que hace que dé la sensación de estar más sensibilizado con los problemas que la sociedad londinense vive en este momento.

Khan, abogado especialista en derechos humanos, creció en una vivienda social del conflictivo barrio de Tooting, y tuvo que integrarse temprano en el mercado laboral debido a las pocas posibilidades económicas de su familia, que había emigrado desde Pakistán.

Algo de confianza

Los resultados de Londres han insuflado algo de confianza a Jeremy Corbyn, al que todos los ojos miraban ayer en busca de una reacción tras la agridulce sensación que estas elecciones dejaban en el Partido Laborista. Sin embargo, las encuestas publicadas días antes de los comicios habían previsto una debacle demasiado profunda, y finalmente los laboristas no solo han recuperado Londres –tradicionalmente un feudo del Partido de Corbyn, a excepción de estos ocho años de la etapa de Boris Johnson–, sino que también se mantienen como la fuerza más votada en los ayuntamientos de Inglaterra. En total, cincuenta y seis de los ciento veinticuatro consistorios que se renovaban.

Por eso, Jeremy Corbyn insistió ayer en que a pesar de los malos augurios de los últimos sondeos, el Partido Laborista «ha resistido» y enumeraba que ciudades como Liverpool seguirán siendo bastión del Partido de los Trabajadores.

Mientras tanto, los conservadores se quedan con treinta y un ayuntamientos en territorio inglés, una cifra que consideran satisfactoria porque suman uno consistorio a los que ya gobernaban hasta la fecha.