Miguel FERNÁNDEZ IBÁÑEZ
ankara

La Inteligencia turca conocía las intenciones de los golpistas

El Ejército turco emitió ayer un comunicado en el que aseguraba haber recibido información sobre la asonada seis horas antes de que se produjera, lo que podría sugerir que Erdogan dejó hacer a los militares para obtener rédito político. Entre detenidos y funcionarios suspendidos, la purga ya afecta a más de 50.000 supuestos gülenistas.

«Aunque sea muerto, pero tráiganme al presidente a Ankara». El teniente general Gökhan Sahin Sönmezates ordenó a sus soldados golpistas entrar en el hotel de la región de Marmaris en el que se encontraba Recep Tayyip Erdogan. No hallaron más que a sus guardaespaldas. El presidente y su familia ya no estaban allí.

Según un comunicado emitido ayer por las Fuerzas Armadas, la Inteligencia turca (MIT) informó a los generales –afines a Erdogan– sobre la asonada a las cuatro de la tarde del día 15 de julio, seis horas antes de que la sociedad tuviera conocimiento de la situación. Después de aterrizar en Estambul, ante miles de sus seguidores reconoció que el intento de golpe de Estado fue «un regalo de Allah».

El lunes, en una entrevista en la CNN, Erdogan rememoró las primeras horas de la asonada: «Sobre las 10 de la noche recibí noticias de lo que estaba ocurriendo... En Marmaris dos de mis guardaespaldas fueron asesinados. Si hubiera estado 10 o 15 minutos más habría sido asesinado o apresado». Se desconoce si Erdogan tuvo o no conocimiento de la información del MIT, cuyo director, Hakan Fidan, es su hombre de confianza, pero si las palabras son ciertas supondría una importante laguna para un presidente que controla de cerca cada causa.

Precisamente Fethullah Gülen incidió, en declaraciones a AFP, en esta información al decir que los medios habían publicado «que los miembros del partido en el poder estaban al corriente de la tentativa ocho, diez e incluso 14 horas antes».

De momento, y tras el cierre temporal del espacio aéreo en Marmaris, el Estado está buscando dos helicópteros y 25 soldados relacionados con la fallida operación contra Erdogan, aseguró el periodista Abdulkadir Selvi, cercano al AKP.

El presidente está obteniendo su particular rédito político de la asonada, purgando, entre detenidos y suspendidos de sus funciones, a más de 50.000 supuestos gülenistas en las últimas 94 horas.

El primer ministro turco, Binali Yildirim, reconoció que su Gobierno ha enviado a Estados Unidos una solicitud formal de extradición del clérigo suní, autoexiliado en Pensilvania desde finales de los años 90. «No protejan más a este traidor. No les beneficia ni a ustedes, ni a la Humanidad, ni al islam». Estados Unidos, que dice no haber recibido esa petición, se ha mostrado dispuesto a colaborar en la investigación, pero sigue pidiendo pruebas que vinculen a Gülen con el fallido golpe de Estado.

 

Siguiente objetivo: sistema educativo y funcionariado

El sistema educativo, la principal fuente de ingresos y adoctrinamiento de Fetullah Gülen, se convirtió ayer en el último objetivo de la purga del AKP. El Consejo Superior Educativo reclamó la renuncia de 1.577 decanos universitarios y el Ministerio de Educación apartó a 15.200 funcionarios y revocó la licencia de enseñanza a 21.000 profesores de entidades privadas. Este es un duro pero esperado golpe para el clérigo suní, ya que la educación es su base para la captación de simpatizantes.

Muchos jóvenes sin posibilidades económicas han sido atraídos hacia su movimiento gracias a las ayudas que Gülen otorga a quienes tienen mejores aptitudes. Las «dershane» –escuelas preparatorias– son consideradas por los anatolios como la mejor opción para formarse ante los exámenes de acceso a institutos y universidades. En setiembre de 2013, dos meses antes de que se declarara públicamente la guerra entre Gülen y Recep Tayyip Erdogan, el AKP avisó de que las cerraría.

La lucha para eliminar esta influencia llevó a Erdogan a pedir el cierre de los centros gülenistas en las repúblicas de Asia central. Hoy ya no queda ninguno allí. En África, donde desarrollaron juntos la política de asimilación educativa, podría suceder lo mismo. Con este paso, al que ayer se unió también la retirada de la licencia a radios y televisiones afines al clérigo, Erdogan pretende erradicar la gran influencia social de Gülen en Anatolia.M.F.I.