Albaola, dos años reviviendo el pasado ballenero vasco
El museo-astillero Albaola cumple dos años en su labor de reconstruir el ballenero San Juan, que navegó en aguas de Ternua a mediados del siglo XVI. La factoría marítima se fija además como reto «tejer una red» para dar a conocer el patrimonio marítimo vasco.

Por todos es conocida la gran tradición ballenera vasca, cantada por ejemplo en “Balearen bertsoak” del cantautor Benito Lertxundi. En ella relata cómo la última gran ballena sarda fue atrapada en 1901 en la localidad guipuzcoana de Orio. Pero esta tradición tiene sus orígenes en el siglo XVI, cuando los balleneros vascos eran casi los únicos en Europa que se dedicaban a la caza de este gran mamífero. Ideada como barco carguero para la pesca de ballenas en las aguas canadienses de Terranova, la nao San Juan se construyó a mediados del siglo XVI en Pasaia. Con el objetivo de revivir la épica historia, en el museo-astillero Albaola, situado en la bahía de Pasaia San Pedro, llevan ya dos años intentando reconstruir la réplica exacta del ballenero San Juan y hacerlo además conforme a las técnicas y oficios de hace 450 años. ¿En qué momento está este fascinante proyecto? Enara Novillo, responsable de márketing, expica que la apuesta de la factoría consiste ahora en «tejer una red» con distintos organismos culturales y turísticos que se dedican a la recuperación del patrimonio marítimo vasco.
Este pasado julio han recibido la visita de distintos representantes institucionales vascos, con el lehendakari de la CAV a la cabeza. Iñigo Urkullu reconoció la labor del astillero como «reclamo turístico y cultural que dinamiza la bahía pasaitarra». Pero el mayor galardón a su labor de difusión del patrimonio marítimo lo recibió el año pasado, al ser galardonada la factoría con el patrocinio oficial por parte de la Unesco.
De la teoría a la práctica
Como es sabido, pese a que el proyecto inicial consistía en tener construido el barco para este 2016 y hacerlo coincidir con la Capitalidad Europea de la Cultura, tras múltiples retrasos y trabas burocráticas no fue posible. Ya sin el agobio del tiempo, el encargado de carpintería Markos Sistiaga explica que prefieren centrarse en el proceso sin establecer una fecha fija de finalización: «Lo importante es el proceso en sí: construir un ballenero con materias primas y métodos de construcción idénticos a los del siglo XVI. Luego la fecha ya veremos, nosotros creemos que en tres años podemos terminarlo». En el mismo sentido se pronuncia Idurre Garmendia, guia del museo: «Nuestro principal atractivo es estar reconstruyendo una réplica exacta de la nao San Juan, por eso nos visita el público principalmente, y así podemos dar a conocer el patrimonio marítimo de Pasaia. Cuando terminemos de construirlo ya no tendremos este reclamo».
Toda la construcción del ballenero se está basando en los planos elaborados por la agencia cultural Parks Canada, que fue la que halló los restos de la San Juan en 1978 en la localidad canadiense de Red Bay. «Ellos nos facilitan los planos y la documentación, pero nosotros no quisimos quedarnos solamente en la teoría, sino dar un salto a la práctica y encontrarnos con las dificultades que toparon en el proceso los constructores del siglo XVI», explica Sistiaga.
Además recalca que la construcción, al poder usarse solamente materias primas como las de la época, también ayuda a patrocinar otros patrimonios culturales y naturales. «Por ejemplo, la madera de roble de la que mayormente se compone el barco la conseguimos mediante un acuerdo que tenemos con las instituciones de Sakana, dato que recalcamos a los visitantes», explica.
En este mismo sentido, el 31 de agosto partirá de la localidad burgalesa de Quintanar de la Sierra una caravana compuesta por tres carretas tiradas por bueyes y vacas serranas –especie en riesgo de extinción– que transportará la pez y el alquitrán necesarios para la construcción de la réplica. La “Ruta Carreteril” está integrada en el programa “Itsasgileak” de Donostia 2016. «Con está iniciativa damos a conocer cómo se elabora el alquitrán de manera artesanal en Burgos, y a la vez reivindicamos la situación de la vaca serrana», explica la guía Garmendia.
Junto a ello, Sistiaga recalca que los ocho carpinteros que se encuentran al mando del proceso, más los alumnos en prácticas y voluntarios que se encargan del montaje, no renuncian al uso de tecnología moderna, sino que intentan ser los más «fieles» posible al «proceso original de montaje».
Mucho más que un barco
«Muchos visitantes piensan que Albaola es solamente un astillero que se dedica a reconstruir un barco antiguo y no tienen ni idea de que también es un museo en el que divulgamos la historia de los balleneros vascos», confiesa Garmendia. Como guía del museo, trata de explicar a los visitantes la historia del ballenero San Juan, pero a la vez detalla la forma de vida de los balleneros vascos y sus razones para embarcarse hasta las lejanas tierras de Terranova. «Pocos saben que durante el siglo XVI los vascos tuvieron el monopolio de la caza ballenera, o que el primer gran buque de carga en transportar bienes de Europa a Estados Unidos fue el San Juan; todo esto lo damos a conocer en el museo», recalca Garmendia.
Además, desde la factoría marítima intentan que toda la información que ofrecen en el museo sea valiosa para dinamizar otros sectores culturales o gastronómicos de Gipuzkoa. Como ejemplo, una sección del museo ofrece información sobre la importancia de la sidra para los balleneros, bebida que transportaban en los barcos y ayudaba a los marineros a eludir el escorbuto. Este apartado vuelve a remitir a un acuerdo, el que la factoría ha firmado con trece sidrerías del territorio. «Nuestro objetivo no es que la gente visite el museo y se vuelva a casa, sino que visite otros lugares de nuestro pueblo y alrededores; por eso ofrecemos el ‘menú de los balleneros’ junto a varios restaurantes de la ciudad o acordamos con el catamarán de Donostia visitas a nuestro museo», explica Enara Novillo.
El taller principal del astillero también cumple su función cultural, ya que este se convierte en salón de actos y así el próximo 23 de agosto prevé acoger el espectáculo musical conjunto de Core Nowman Sound y el Coro de Easo.
El museo-astillero Albaola resucita el legado del ballenero San Juan 450 años después. Un barco del que el mundo no tuvo noticia hasta que en 1985 fue portada de la revista “National Geographic”. Hoy en día es la imagen del logotipo de la convención sobre la protección del patrimonio subacuático de la Unesco, y también la réplica que está resucitando el legado ballenero vasco en Pasaia.
Pasaiako ontziolak lehen aldiz ordezkatu du Euskal Herria Atlantic Challengen
Hamalau euskal gaztek osaturiko taldea, uztailaren 14tik 24ra, Danimarkako Roskilde herrian izan zen Euskal Herria ordezkatzen Atlantic Challenge International-en. Lehiaketa honek 11 herrialdetako marinelak batu zituen, iola artisau-ontzietan lehiatzeko. Bi urtetik behin egiten den txapelketa honek, aurten lehen aldiz izan du Albaolan eginiko iola artisau bat Euskal Herriaren izenean lehiatzen.
Aitor Edroso 24 urteko pasaitarra izan zen Euskal Herria ordezkatu zuen kideetako bat eta esperientzia positibotzat jo du: «Oso esperientzia polita da beste herrialde batzuetako gazteekin artisau eran eginiko ontzietan lehiatzea eta aurten, gainera, lehen aldiz lortu dugu Euskal Herria ordezkatzen parte hartzea». Txapelketan zehar proba ugari egin behar izaten dituzte marinelek; belazko nabigazioa, arrauna, orientazio probak, marinel korapiloak egitea. «Aurten lehen aldiz izan gara guk egindako iola batekin, orain dela bi urte frantziarrek utzitako batekin lehiatu baikinen», azaldu du Albaolako marinelak. Aurreko urteko irailean amaitu zuten Iola de Bantry izeneko XVIII. mendeko ontzi frantziarraren erreplika. Honetaz gain, Edrosok nabarmendu du munduan soilik 80 iola inguru egonda, Iberiar penintsula guztiko bakarra Albaolak izatea «ohore bat» dela. J.M. CASTILLO

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